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Miércoles, 18 de noviembre 2020, 17:58
La acumulación de meses con una actividad turística nula o bajo mínimos se está cobrando víctimas. En Salamanca, pese a que la mayoría de negocios están intentando aguantar, ya hay casi una treintena que se han dado de baja. Entre ellos hay hoteles, hostales y agencias de viaje, prueba de que las restricciones, el temor a viajar y la crisis económica están poniendo en riesgo a un sector antaño poderoso.
Los datos de la Consejería de Cultura y Turismo muestran que a 31 de octubre había dados de alta 105 hoteles en Salamanca, uno menos que en febrero, antes de que empezara la pandemia. El establecimiento que ha cerrado ya de manera permanente —otros lo han hecho de forma temporal hasta que se recupere el sector— es el Hotel Fénix, ubicado en la salida sur de la ciudad, confirma la Asociación de Hostelería. Una baja a la que se han sumado varios hostales, ya que ahora hay 109, tres menos que en febrero.
Los alojamientos turísticos regentados en la mayoría de casos por particulares también se han visto afectados, las viviendas y apartamentos turísticos, aunque en este caso no se trata de un cierre como tal, sino que se han dado de baja en el registro, muchos de ellos para alquilarlos a estudiantes o familias por varios meses. Hay 486, veinte menos que antes de la pandemia.
Las agencias turísticas son el otro damnificado por la crisis. Con restricciones de movimiento, tanto fuera como dentro de España, cuatro de estos negocios no han podido sobrevivir en Salamanca y han tenido que cerrar las puertas, por lo que quedan 91 establecimientos.
El único que por el momento se salva de los cierres es el turismo rural. En verano fue de los pocos sectores que contó con una ocupación similar a la de años anteriores e incluso mejor en algunos casos. De ahí que se haya pasado de 561 a 566 establecimientos de febrero a octubre.
Entre marzo y septiembre, Salamanca ha recibido un 80% menos de turistas que en el mismo periodo del año pasado. Ante tal caída, los establecimientos hoteleros de la provincia están viviendo épocas muy complicadas, sin ingresos o con muy pocos, pero con importantes gastos fijos. Muchos han decidido cerrar temporalmente las instalaciones hasta que se recupere cierta normalidad. De esta forma también reducen costes, aunque en muchos casos no sea todo lo que necesitan.
La posición de las agencias de viaje dista mucho de ser la más idónea. Las dificultades económicas por las que atraviesan muchas familias salmantinas, unido a las restricciones para viajar, con cierres perimetrales de la mayoría de comunidades autónomas, además de las exigencias para salir al extranjero, han dejado sin clientes al sector. Los establecimientos tienen además un problema añadido. Las cancelaciones de viajes contratados desde hace un año les han obligado a devolver el dinero a los clientes, cantidades que ellos no han recuperado.
Los alojamientos rurales sobrellevaron mejor el verano y el principio del otoño que los establecimientos urbanos. Sin embargo, la segunda ola y las nuevas medidas auguran un final de año complicado.
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