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Sábado, 4 de enero 2020, 17:02
Melchor, Gaspar y Baltasar serán más silenciosos este año en el paso de la Cabalgata Real por las calles de Salamanca. Al menos así será en el tramo comprendido entre la calle Prados y Doctrinos donde se reservará un espacio para que los niños con autismo también puedan vivir en directo la llegada de los Reyes Magos antes de que llenen sus casas de regalos. “Mientras pasa por ese trayecto se va a bajar el volumen de la música y el ruido para que los niños puedan verlos. Hay que recordar que tienen hipersensibilidad sensorial”, explica Carmen Calvo, presidenta de la Asociación de Personas con Autismo Salamanca (Ariadna).
El colectivo agradece la sensibilidad del Ayuntamiento con esta acción que comenzó en el mes de septiembre con la reducción del sonido durante dos tardes del Recinto Ferial gracias a la batalla de varias madres de personas con autismo. Una de las principales reivindicaciones de los padres de niños con autismo reside en que los menores puedan disfrutar al igual que el resto de niños de las actividades festivas. Al igual que en los carruseles, hasta ahora la Cabalgata suponía un ejercicio de estrés para los más pequeños debido a los altos niveles de ruido y a la conjunción de la música elevada de los villancicos que se fundía con el sonido en directo y los propios gritos de la celebración.
La incorporación de un espacio reservado y el compromiso de que tanto la Cabalgata como los diferentes grupos de animación rebajen el volumen a su paso por la calle Prado permitirá que los pequeños puedan salir a la calle sin tener que enfrentarse a la situación de estrés que normalmente padecen.
Todas estas acciones que el Ayuntamiento va incorporando en las celebraciones festivas con el objetivo de que la sociedad salmantina sea cada vez más un referente de inclusión tuvieron su pilar en la iniciativa de la capital hispalense de bajar el volumen de la Feria de Abril, una situación que hasta hace poco tiempo parecía impensable. En la denominada “calle del infierno” de Sevilla durante cuatro horas se consiguió el silencio para facilitar la diversión también de los más pequeños. Lejos de ser una excepción, municipios de toda España imitaron la iniciativa como Almería, Estepona, Xátiva, Ceuta, Cádiz, La Línea de la Concepción, Badajoz, Málaga o Santiago de Compostela siguieron estos pasos para tratar de sumar “horas de silencio” por el autismo. Desde entonces han sido muchos los municipios que han comprendido la necesidad de eliminar las barreras más allá del clásico rebaje de aceras.
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