Juancho Marqués: «Siempre pienso en ir a Salamanca cuando me planteo hacer una nueva gira»

Juancho Marqués es uno de los grandes representantes actuales del país de la música rap. Tras muchos años de carrera y canciones que han llegado en convertirse en grandes éxitos, el artista ha demostrado tener un estilo inimitable, atreviéndose a explorar distintos sonidos, incluyendo la electrónica y el pop. Su inconfundible música, de tono cálido y temática sentimental, junto con el hecho de estar dispuesto a romper las barreras de lo establecido en el Hip Hop español, le ha establecido como referente del panorama urbano nacional.

'Paraíso 39' es su último disco, que ha visto la luz a mediados de este año, formado por un total de 16 canciones. El cantante llega este sábado a la ciudad del Tormes, ya que actuará a las 22:00 horas en la sala B del CAEM con un concierto en el que los salmantinos podrán disfrutar de su música en directo.

¿Cómo se siente al venir a Salamanca?

—Tengo muchas ganas de volver. Es una de mis ciudades favoritas, no solo porque me lo paso bien, sino porque me gusta mucho la ciudad y la respuesta que hemos tenido siempre allí ha sido brutal. Así que, tengo muchas ganas de volver, es uno de los sitios en los que siempre se piensa cuando te planteas una gira.

¿Qué espera del público salmantino?

—Sobre todo espero que lo disfruten como otras veces, que la gente se entregue. Nosotros hacemos un tipo de conciertos en los que planteamos que sea participativo. No nos gusta que sea una obra de un museo en la que solo observas. Nosotros queremos que el público se implique, que bailen, que canten y se emocionen. Queremos tocar un poco todos esos estilos, desde lo más movido a lo más íntimo, para que ese punto participativo esté presente. Ha sido algo que siempre ha tenido muy buena respuesta en los conciertos y espero que sea lo que nos volvamos a encontrar en Salamanca.

¿Cómo fueron sus comienzos en la música?

—Llevo desde los 18 años en la música. Antes de empezar ya me había interesado en hacer algo con la guitarra, con doce o trece años. Lo dejé apartado hasta que empecé la Universidad. Allí conocí a un chico que tenía un grupo de rap y a partir de ahí volví a hacer un segundo intento, porque en mi entorno no tenía a nadie que estuviera en este mundo. Ahí volví y a finales de ese año, dí mi primer concierto. Todo empezó así, cuando tenía 18 años.

¿Fue fácil hacerse un hueco en este mundo?

—Viéndolo ahora con perspectiva, quizás si, pero en ese momento no tenía esa sensación. Era algo que me divertía y siempre tenía el pensamiento de que podía lograr algo, entonces no me preocupaba en cuándo, sino en buscar la forma en cómo llegar. Como no tenía ese miedo, fue bastante natural. Lo difícil viene después, cuando empiezas a aprender cosas nuevas y quieres hacer proyectos con mayor calidad, incluso cosas que no tienen que ver directamente con la música. Lo que es 'asomar la cabeza' no fue lo difícil, lo complicado está en mantenerse y seguir haciendo cosas que se muestren apetecibles para el público.

¿Qué significa para Juancho Marqués la música?

—Para mí la música es un medio, no es un fin. Es un medio en el que puedo encontrar un espacio de amistad, de ilusión, de imaginación. Es el medio que me permite ser feliz y compartir las cosas con la gente que quiero. Es el poder hacer cosas que quizá ayuden a otras personas. Nunca me he dedicado a esto pensando en obtener un resultado en concreto.

Suite Soprano forma parte de sus inicios, ¿cómo recuerda esta etapa de su carrera?

—La recuerdo con cierta nostalgia en el sentido de que fue mi primer proyecto personal y lo que nos hizo despegar en este mundo. Es una mezcla de cariño y de nostalgia.

Tras tantos años en la música, ¿ha tenido que adaptar su estilo a los nuevos tiempos?

—Uno mismo se va adaptando al paso del tiempo, no su música en sí. Vas cambiando tus referencias, cambias tus gustos y trabajas con gente que te aporta otras perspectivas nuevas. Es adaptar tu crecimiento personal a tu música. No compongo pensando en el tipo de música que está de moda en cada momento. Eso hace que mi música varíe.

¿En qué se inspira a la hora de componer sus canciones?

—Sobre todo, en experiencias personales que me ocurren, que veo o que he vivido. No hace falta que me pille una emoción exacta en el momento en el que estoy escribiendo, tengo la capacidad de recordar ciertas emociones que me han evocado algunas situaciones de mi vida. También recurro mucho a la observación de lo que tengo alrededor, que me permite reunir ideas sobre lo que me parece interesante hablar.

¿Cómo es ver que en sus conciertos que miles de personas cantan de memoria las letras de sus canciones?

—Es una sensación súper bonita. El problema es que es una cosa que el propio artista se pierde. A mí me gusta mucho ir de público a otros conciertos porque, cuando estás actuando, intuyes la energía, pero cuando estás de público, ves los detalles que desde arriba no se ven. Ves las emociones. Es algo que me da rabia, perderme esos pequeños detalles. Aunque es una sensación maravillosa la que yo vivo, pero siempre pienso que ojalá pudiera desdoblarme y vivirlo también desde el público.

¿Alguna colaboración soñada?

—Hay un artista británico que me gusta mucho; Tendai. Me encantaría poder trabajar con él. A nivel nacional, tengo la suerte de que últimamente he trabajado con artistas con los que tenía muchas ganas de hacerlo, en proyectos que saldrán próximamente, como Valeria Castro. Hace poco he descubierto también a Vera GRV, que creo que tiene gran potencial. Cuando colaboro con artistas como Fernando Costa, me lo tomo como si fuera una reunión de amigos en la que hacemos música.

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