Como si de una producción de Netfix se tratase. La influencer y estudiante de medicina Bea Carpio se convirtió la semana pasada en la 'Emily in Paris' salmantina tras haber podido asistir a los desfiles, presentaciones y eventos de la Semana de la Moda de París. La joven acumula en su perfil de Instagram 94,6 mil seguidores y en Tik Tok casi 450 mil. Confiesa despertarse cada mañana sin saber qué sorpresa le deparará su 'vida de redes', cómo podrá compaginar su 'otro yo' en el futuro con su vocación sanitaria y dónde acabará su día, si en el rotatorio del Hospital o en algún evento lujoso invitada por todas esas marcas que la quieren en su equipo. Un historia que recuerda a la 'Generación Z' que con mucho trabajo y esfuerzo es posible llevar una vida a lo 'Hannah Montana'.
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«He estado allí siete días muy aprovechados. Cogí los vuelos cinco días antes y llevaba una decena de looks preparados para los desfiles y eventos a los que me invitaron las marcas. Ahora mismo siento que tengo que aprovechar todo al máximo, ya que en unos meses me encierro con los libros a estudiar para prepararme el MIR», explica.
Detrás de su experiencia se encuentran muchas horas de trabajo para crear sus oufits y la previsión de contenido que tiene que generar para sus redes. «Mi favorito fue el que lucí el primer día, un vestido blanco con un corsé que llevaba mucho tiempo guardando al que incorporé una tira de cristales y un sombrero. Estoy muy contenta con el resultado de todos, pero el último con vaqueros pintados a mano fue muy especial para mí. También el vestido verde de flecos, que era diferente a lo que me pongo normalmente», afirma.
Asimismo, uno de los motivos por los que cuenta con gran éxito en redes sociales es por los oufits que luce. Ella misma los crea con piezas low cost e incorpora elementos de mercerías locales, telas y otras combinaciones que podrían confundirse con modelos de marcas de millones de dólares. «Tuve que planificar todo en pocos días y no me daba tiempo a pedir nada. Me sentí muy contenta conmigo misma y con mi trabajo, siento que he experimentado diferentes estilos en una misma semana y eso siempre es guay», explica.
La Semana de la Moda de París le ayudó también a salir de su zona de confort. «Las transparencias siempre me han preocupado mucho. Tengo miedo a que el pecho de la mujer se sexualice o que un escote resulte grotesco, sexual o atractivo. En un contexto como el de París en el que todo lo que te rodea es moda, el pecho femenino se contempla como un elemento más del oufit. Eres consciente de que la gente lo percibe desde el punto de vista de la creación y no como tu carne», reconoce.
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El 'síndrome del impostor' no ha resultado un problema para la influencer en esta ocasión. «No he sentido esa sensación de no aportar nada como me ha ocurrido en otros eventos. En realidad nadie me ha regalado nada, la marca que me invita sabe mejor sus intereses y si respondo a su esencia o no». Entre las experiencias vividas estos días por la influencer se encuentra su visita a la Ópera Garnier, la asistencia a desfiles de marcas internacionales, shootings y presentaciones de marcas.
El futuro de la influencer Bea Carpio a día de hoy es incierto. «A pesar de tener que estudiar el MIR en unos meses, no me veo preparada para dejar las redes de forma definitiva. Si me cuesta más no lo voy a ver como un fracaso, parto de una situación diferente a la de mis compañeros», afirma.
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Asimismo, aconseja a las personas creativas a apostar por el mundo de las redes con cabeza. «Antes de ver ni un euro vas a tener que dedicarle cientos de horas. Si lo haces simplemente por el dinero y los eventos no vas a tener la motivación suficiente. Sin embargo, si disfrutas del proceso es un camino maravilloso».
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