Incrementa el número de morosos en las comunidades de vecinos por los altos precios

El Gobierno ha vuelto a indignar a las comunidades de vecinos. Por segunda vez las ha dejado fuera de las ayudas para hacer frente a la crisis energética pese a ser de las que más están sufriendo con ella.

El colectivo más afectado es el que cuenta con sistemas centrales para la calefacción y el agua caliente, que generalmente utilizan gas natural o gasóleo. El encarecimiento de la energía está haciendo mella en las comunidades, advierten los administradores de fincas, que ya han empezado a sufrir un incremento de la morosidad en el pago de las cuotas vecinales.

“El Gobierno debe fijarse en las comunidades, porque detrás hay muchas familias. Ayudar a las comunidades es ayudar a los ciudadanos”, afirma Ángel Hernández, presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Salamanca. Recuerda que en septiembre de 2021 y en marzo de este año, el Consejo General envío escritos al Ejecutivo para que no solo adoptara medidas con la luz, también con el gas y gasóleo, sin resultado por ahora.

La prueba del encarecimiento de la energía lo representa el gasoil para calefacción. En verano, época de menor consumo, suele moverse en 0,60 euros por litro, como ocurrió en 2020. Ahora, sin embargo, se encuentra por encima de 1,30 euros, más del doble, lo que augura un otoño y un invierno muy problemáticos. Ángel Hernández asegura que en esa época, si el contexto no cambia, el gasóleo estará más caro aún, por lo que la única salida de las comunidades será la de reducir horas de calefacción y también la temperatura. Son medidas que ya adoptaron algunos edificios el pasado invierno, pero que la próxima campaña se generalizarán.

El presidente de los administradores reconoce que poco a poco se va notando un aumento de impagos en cuotas, a lo que se suma que las suministradoras de las comunidades también pasan dificultades “por lo que hay más problemas para financiar” los servicios. Una tesitura compleja porque la opción de cambiar de combustible requiere un esfuerzo económico aún mayor. “Ahora hay más ayudas europeas para la eficiencia energética, pero el momento es complicado para poder aprovecharlas”, explica.

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