El Hospital de Salamanca, el tercero del mundo con la última técnica frente a la fibración auricular

El Hospital de Salamanca es el tercero del mundo en utilizar la última tecnología que se ha creado para tratar la fibración auricular: una precisa ablación mediante campos eléctricos pulsados.

La fibración auricular es la arritmia más frecuente que existe. Hasta ahora, los cardiólogos salmantinos la estaban resolviendo con fuentes de calor o -más recientemente- con frío. La novedad, que ha llegado desde Minneapolis, es aplicar «unas cargas de alto voltaje que seleccionan específicamente las células que interesan y que no lesionan las adyacentes», destaca el doctor Javier Jiménez Candil.

El jefe de la Unidad de Arritmias y Electrofisiología Cardíaca Invasiva destaca que este nuevo método «es muy rápido» porque realiza descarga de solo milésimas de segundo. «Se trata de un catéter circular que se introduce por la vena y va conectado a un voltaje. Hay que realizar ocho descargas por cada vena, por lo que es muy rápido. La crioablación, por ejemplo, necesita de cuatro minutos por cada vena, mientras que con esta técnica pueden ser unos 30 segundos», detalla Candil.

Aunque algunos protocolos establecen que el procedimiento sea realizado con anestesia general, el equipo de Salamanca las ha realizado bajo sedación profunda y las encuestas de satisfacción de los pacientes son destacadas: «Nos indican que notan como una contracción, pero que es una buena sensación. No hay dolor», apuntan. Los cardiólogos recuerdan que el nuevo dispositivo mantiene la estrategia de «alta en el día» por la que apuestan desde hace años.

El Hospital de Salamanca ha sido elegido por la firma fabricante de la nueva tecnología gracias al aval de sus numerosas publicaciones, sus cifras de actividad y sus resultados.

«El pasado año realizamos 312 fibraciones. Eso supone hacer entre dos y tres cada día. Este año creemos que superaremos las 350. Posiblemente estemos entre los dos hospitales públicos que más fibraciones realizan en toda España», calcula el doctor Candil.

Tras haber realizado varios procedimientos junto con los especialistas que se han desplazado desde Minneapolis, el Hospital ya ha adquirido la nueva tecnología, pero está pendiente de que se lleve a cabo una producción masiva del producto para empezar a utilizarlo diariamente y la previsión es que la ablación por campos eléctricos pulsados se incluye al el protocolo en cuestión de dos o tres semanas. «El fungible -el material que se renueva cada vez que se interviene a un nuevo paciente- es el catéter junto con la fuente. Esperamos que la primera remesa de catéteres pueda estar disponible a finales de mes», avanzan.

La llegada de esta técnica no supone que se deje de utilizar la anterior. «Los otros dos tipos de ablaciones funcionen muy bien y nos van a permitir individualizar los tratamientos», asegura Javier Jiménez.

En principio, las cargas de alto voltaje se van a utilizar en dos tipos de pacientes:aquellos que tienen una distancia muy pequeña con el esófago -«Porque puedes producir alguna lesión involuntaria si no hay espacio», puntualizan- y también en aquellos pacientes que tienen venas especialmente grandes «porque cuando se utiliza el balón de la crioablación, si la vena es muy larga no la ocluye del todo y no consigue lesionarla por completo», concluyen.