Un hogar para los «cuatro patas»

Las cifras evidencian que la necesidad de un centro de titularidad municipal en la capital era clara, ya que la recogida se efectúa en la provincia sin tener que desplazarse hasta Medina del Campo como antes de su apertura, dado que la concesionaria del servicio tenía sus instalaciones allí.

Así lo explica la concejala de Bienestar Animal y primera teniente de alcalde de la ciudad de Salamanca, Ana Suárez, durante el balance de los primeros meses de funcionamiento de las instalaciones.

«Que el centro esté aquí es más cómodo, la respuesta es más rápida y el seguimiento de los animales es más fácil», añade la responsable. Las cifras del programa de adopción hasta la fecha han sido «notables», con 59 «huéspedes» a los que se les ha encontrado una nueva familia, así como otros 17 que están en régimen de acogida. Para abordar esta tarea el centro municipal cuenta con la colaboración de las protectoras.

«Nos echan una mano tremenda», reconoce Javier, el veterinario. Las organizaciones sin ánimo de lucro les ayudan a difundir a los animales para devolverles a sus dueños, en el caso de que se hayan perdido, o para contactar con posibles adoptantes. «Tienen más carrera que nosotros en este campo y cuentan con una red muy amplia de posibles interesados», añade. Se trata de protectoras que conocen cómo trabajan y que desde el principio están integradas en la actividad del centro, a las que les han abierto las instalaciones.

Los tres trabajadores han atendido 136 avisos, en los que han recogido 181 animales (en algunos de los avisos se encontraron camadas). De ellos 117 fueron perros y 62, gatos, a los que hay que añadir dos conejos y un gallo que se los quedó la misma persona, según confiesa Ana, la trabajadora. Llega con ojeras a las instalaciones porque ha estado toda la noche dándole el biberón cada dos horas a tres cachorros de galgo que recogieron el día anterior en una escombrera. Todos son machos, porque los desalmados que se deshacen de ellos solo quieren hembras para criar y vender a los cachorros. Son los mismos que abandonan a los adultos cuando ya no corren o cuando detectan que no tienen aptitudes para la caza. Esto explica que el perfil de los animales que rescatan sean perros macho. Así lo explica Ana mientras saca a los pequeños cachorros del transportín, donde los mantiene calientes con una manta eléctrica. «La primera semana es crítica para ellos porque pueden morir de estreñimiento o por un simple atragantamiento. Si superan esta fase iniciamos el proceso de adopción», explica con uno de los pequeños en la mano.

¿Qué buscan los adoptantes? En su mayoría cachorros o perros pequeños que no rompan nada. «Eso es muy difícil, pero nosotros vemos el perfil de las personas que vienen por aquí y les recomendamos al animal apropiado. En el caso de los mayores optamos más por los gatos», explica Javier. Tras medio año, las instalaciones siguen con mejoras. Este verano ya tendrán toldos y se aborda la posibilidad de construir la segunda fase. De momento cuentan con 30 cheniles, 4 lazaretos, zona de cuarentenas y patios, uno con colmenas que sirven de refugio a los gatos que son tan salvajes que no son adoptables.