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Manuel Santonja, en el yacimiento paleolítico de Siega Verde.
Habla el descubridor de Siega Verde: «Lo que conocemos es todavía una mínima parte de lo que existe»

Habla el descubridor de Siega Verde: «Lo que conocemos es todavía una mínima parte de lo que existe»

El arqueólogo Manuel Santonja se jubila tras haber descubierto hace 35 años el yacimiento paleolítico al aire libre más importante de Europa

Sábado, 8 de julio 2023, 15:00

Han pasado 35 años —corría el año 1988— desde que el arqueólogo salmantino Manuel Santonja descubriera, gracias a las indicaciones de un pastor de ovejas y cabras, el primer grabado paleolítico de Siega Verde. Después vinieron más y más hasta constituir el conjunto más importante al aire libre de Europa. Y los hallazgos continúan.

Seguro que sigue recordando aquel momento 35 años después...

—Pues claro. Eso no se olvida. Pero en 1988 solo encontramos un grabado. Un año después vi otro. En 1990, junto a Rosario Pérez, ya descubrimos otros quince o veinte paneles más. Es cuando llegamos a la conclusión de que era una estación grande.

¿Desde un principio supo lo que tenía entre manos?

—Nada más ver ese primer grabado estaba seguro de que era paleolítico. Ya estábamos con la idea de que eso podría aparecer. Cuando vi el primero, que me lo enseñó un pastor de cabras y ovejas, me dio un vuelco el corazón porque sabía lo que era.

Por tanto, siempre tuvo muy presente que lo que había descubierto era algo gordo.

—Pues sí. Aunque estábamos realmente angustiados, pues buscamos y buscamos y no encontrábamos más. Hubo un momento en el que estábamos convencidos de que había solo un panel. Se lo comunicamos a la Junta y empezamos a darle vueltas para ver qué podíamos hacer para protegerlo. Incluso se pensó en la posibilidad de arrancar la piedra y llevarla al Museo de Salamanca. Así, la primera medida que tomamos fue hacer un molde de silicona y cuando estaban haciendo el molde, una tarde que yo estaba un poco aburrido decidí prospectar aguas abajo. Y al llegar a la zona que ahora conocemos encontré otro. Era tarde y lo dejé para el día siguiente. Volvimos a primera hora y encontramos otros cuatro o cinco paneles. Pedimos a la Junta que pusieran vigilancia y que cerraran aquello. Creo que hasta diez años después no se puso la valla que actualmente existe. A mí en la Junta me miraban un poco por encima del hombro y había comentarios como «¡cómo vamos a poner puertas al campo!», «¡qué tonterías dice este Santonja!»... La consecuencia fueron treinta denuncias en el cuartel de la Guardia Civil por agresiones a los grabados antes de que se tomaran medidas para poner la valla, que finalmente se hizo y se puso vigilancia. La cosa cambió totalmente.

El inicio, pues, no fue nada fácil...

—Hubo una primera fase que fue lamentable y a partir de que se cerró el recinto y se creó el Centro de Interpretación las cosas mejoraron sensiblemente. Además la investigación que se hizo tuvo mucha trascendencia en el ámbito científico. El resultado de todo esto fue que en 2010 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La Junta hizo muy bien la gestión y se consiguió con cierta facilidad.

Y todo cambia, ¿verdad?

Sí. A partir de esta declaración se le otorga un sello de calidad importantísimo a Siega Verde. Pero en la Junta debieron pensar que con eso bastaba para que se convirtiera en un gran foco de atracción turística y no hicieron apenas nada. Es un sello de calidad importante, pero para promocionarlo hay que invertir dinero, porque los frutos son mucho mayores. Y hasta ahora no ha tomado la decisión de aportar medios suficientes para que Siega Verde sea bien conocido y se convierta en un elemento importantísimo para la comarca.

Al parecer esto ha cambiado y existe un compromiso de la Junta de implicarse más en el proyecto con una inversión de 3,4 millones de euros. ¿Será suficiente?

—Ya era hora. Lo ideal es que se mantenga la inversión y esperar que dé frutos importantes con la creación de un Museo que sea también centro de investigación y que cuente con un personal fijo. Todo eso requerirá presupuestos anuales.

Habrá quien piense que el desembarco en la Consejería de Cultura de su hermano Gonzalo ha influido en este cambio. ¿Es así?

—Es posible. Por razones familiares, Gonzalo conoce el yacimiento desde su descubrimiento. Y sabe que es muy importante. Además, el consejero es una persona culta que sabe valorar esas cosas. Con independencia de que seamos hermanos, eso no tiene nada que ver, ha conocido la importancia de este sitio desde hace mucho tiempo.

Además, él también es salmantino y tiene que barrer para casa…

—(Risas). Claro, digo yo. Pero eso es un segundo factor. Estuviera donde estuviera Siega Verde, estoy convencido de que el consejero de Cultura tendría una actitud parecida.

Acaba de jubilarse, pero es de suponer que seguirá vinculado al proyecto…

—Por supuesto. Yo ya me he puesto a disposición de la nueva Fundación que han constituido y les he dicho que cuenten conmigo para todo.

¿Cómo valora la puesta en marcha de esta Fundación?

—Es un paso importante. Aportar medios a través de una Fundación es un paso adelante, sin ninguna duda. Ahora bien, mi opinión personal es que es un yacimiento importantísimo y que tenía que ser la Junta de Castilla y León quien asumiera directamente la gestión del yacimiento. Lo que ha hecho es algo con lo que no estoy de acuerdo.

Hace unos días se dio a conocer el hallazgo de cinco nuevos paneles con grabados. ¿Cómo ha sido ese descubrimiento?

—Lo que se acaba de presentar responde a descubrimientos que se han hecho a lo largo de los últimos años. Y que los han hecho fundamentalmente vigilantes y las personas vinculadas al Centro de Interpretación.

Ahora mismo, ¿cuántos paneles y grabados hay ya registrados?

—Estoy hablando de memoria, pero creo que son 96 los paneles registrados y alrededor de 1.000 figuras grabadas y tal vez me quede corto.

¿Está ya todo descubierto o es posible que haya nuevas sorpresas?

—No, para nada. Prácticamente todos los afloramientos rocosos que hay en Siega Verde están cubiertos de líquenes que dificultan ver los grabados. Buscarlos es una tarea complicada y estoy convencido de que lo que se conoce es una mínima parte de lo que existe. Creo que no se conoce ni la mitad de lo que hay.

¿Cómo ve el futuro de Siega Verde?

—Ahora lo veo mucho mejor. En este momento soy optimista.

¿Qué hay que hacer para explotarlo en condiciones?

—Si en lugar de estar en la provincia de Salamanca estuviera en Asturias o en País Vasco, tendría una repercusión y un número de visitantes enorme. Lo que hay que hacer es consolidar la investigación, crear un Centro con una plantilla estable, y, por supuesto, invertir para atraer visitantes. Hasta ahora la Junta promocionaba poco Siega Verde y lo promocionaba además dentro de Castilla y León. Hay que promocionarlo en todo el mundo y en primer lugar en Madrid.

En lo que va de año se han incrementado las visitas un 66%...

—Y está muy bien, pero se partía de una cifra casi insignificante. Si partimos de 5.000 visitantes el que aumente un 66% son unos 3.000 visitantes más; sigue siendo una cifra baja. Hay que conseguir afluencias de 50.000 visitantes anuales mínimo.

Y convertirlo en un gran revulsivo económico de la zona…

—Claro, claro. Si vas por la zona, ves iniciativas particulares que ya lo han intentado, pero no hay un tirón suficiente de visitantes para que esos negocios hayan atraído una mayor afluencia. Pero si hubiera visitantes, estos negocios se mantendrían y surgirían otros nuevos.

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