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Miryam Rodríguez con la joven Rocío. Laya
«Me gustaría ser una referencia para mi hermana pequeña»

«Me gustaría ser una referencia para mi hermana pequeña»

Rocío Lozano, una joven de Puente Ladrillo, participa en la segunda edición del programa del Ayuntamiento «Raíces» para disminuir la pobreza hereditaria: «Me ha cambiado la vida»

María Regadera

Salamanca

Miércoles, 16 de octubre 2024

Rocío Lozano, una joven risueña de etnia gitana, que sueña con «ser un referente para su hermana pequeña», está preparándose para ser monitora en el barrio de Puente Ladrillo tras haber participado durante el pasado año en un programa del Ayuntamiento de Salamanca de intervención familiar para disminuir la pobreza hereditaria. Simultáneamente, la integrante de 18 años, consiguió aprobar la Educación Secundaria gracias al refuerzo educativo y seguimiento académico que recibió dentro del proyecto de formación e inclusión social.

«Llegué a este programa gracias a Efran y Teresa, que siempre nos han ayudado en el barrio y han confiado en nosotros. Después del pasado curso me ha cambiado la vida, porque gracias a esta iniciativa podemos estudiar, avanzar, conseguir un trabajo y tener nuestra propia vida», manifestó a este medio. Tras vivir esta experiencia tan gratificante, la joven sueña con ser ejemplo para otros niños y niñas de su entorno: «No daba el mismo valor a la educación antes que ahora. Estudiar ha sido una experiencia muy bonita que, además, puede ayudarme a lo largo de la vida. Ahora me gustaría ser una referencia para mi hermana pequeña, para los niños del barrio y, en definitiva, para todos», manifestó Lozano. Actualmente, se encuentra formándose para ser monitora con el objetivo de prestar ayuda a otros jóvenes: «Quiero ayudar a los niños, mi deseo es inculcarles a ellos eso que he conseguido, animarles a que ellos también se lancen a estudiar y a hacer lo que ellos quieran», aseguró.

El proyecto 'Semillero de Oportunidades', que surgió el pasado año durante el curso escolar y que trabajó con 25 familias del barrio de Puente Ladrillo, ha desembocado en 'Raíces', la segunda edición de un programa exitoso que se llevará a cabo de nuevo este curso gracias a la empresa de inserción social Ecotono Integración, de la mano de Fundación Mil Caminos y de Casa Escuela Santiago Uno.

Esta iniciativa del Ayuntamiento de Salamanca, dirigida principalmente a menores con edades comprendidas entre los 6 y los 17 años, ofrece refuerzo educativo y seguimiento académico, acompañamiento en diferentes trámites o gestiones y asistencia a charlas formativas y actividades comunitarias. Dentro del proyecto, se otorga prioridad a aquellas personas que viven situaciones de desventaja social. La formación se realiza por educadores en el propio domicilio y de forma grupal en el Centro Municipal Integrado (CMI) de Puente Ladrillo con materiales adaptados al nivel individual de cada persona.

Zaira Vázquez, Ainhoa Vázquez y Alba Pérez, otras tres jóvenes del barrio, reciben refuerzo académico en otro aula del espacio municipal. «Venimos cuatro días a la semana todas las mañanas, aunque tenemos flexibilidad. También hacemos otras actividades fuera de aquí o vamos de excursión», afirma Zaira Vázquez. Ella ya es madre y, recalca, que este programa le ayuda también en su vida diaria. La próxima actividad que harán las jóvenes gracias al programa formativo será montar a caballo en unas semanas.

«El principal objetivo que tenemos en este programa, desde el Ayuntamiento, es tejer puentes de integración, de inclusión y de desarrollo, con itinerarios personalizados para todas las personas facilitando su inserción sociolaboral creando diferentes nichos de empleo», aseguró la concejala de Familia e Igualdad de Oportunidades, Miryam Rodríguez.

Junto a ella, estuvo presente Teresa Gutiérrez, de Ecotono Integración, que ofreció desde su experiencia su propia definición del proyecto: «Intenta dar oportunidad a las personas que menos oportunidades tienen y, a partir del trabajo y el acompañamiento a nivel familiar, nos da la posibilidad de trabajar con los menores y con todo el ámbito familiar más extenso. Aquí hay un núcleo de población gitana bastante elevado y trabajamos con todos ellos, ya que en la comunidad gitana la familia tiene mucho peso», aseguró.

Por su parte, Jesús Garrote, director de la Casa Escuela Santiago Uno, hizo referencia al legado del párroco Antonio Romo, muy querido en el barrio: «Tenemos un compromiso con 'los últimos', que así es como definimos a las personas más desfavorecidas. Desde que él murió, trabajamos en el barrio para que los jóvenes no tengan que ir a protección de la infancia o a otros recursos, sino que puedan seguir con sus familias. Las propias personas del barrio están haciendo una labor integral en él», afirmó.

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