Integrantes del taller de la Asociación del Traje Charro. Almeida

Las 'guardianas' del bordado charro

Cada miércoles y jueves, un grupo de una decena de mujeres se reúnen en el C. M. I. Victoria Adrados en un taller que organiza la Asociación del Traje Charro y dirige Feli Cañada: «La gente joven ya no se molesta por aprender»

María Regadera

Salamanca

Domingo, 2 de marzo 2025, 10:24

Son las seis de la tarde de un jueves en el Centro Municipal Integrado Victoria Adrados. Un grupo de mujeres, bajo la batuta de la modista Feli Cañada, acuden como cada semana al taller de bordado de la Asociación del Traje Charro. Entre telas, encajes, hilos y cuentas, se ponen al día sin perder de vista sus delicados trabajos. Las risas no cesan entre las 'guardianas del bordado charro', unas mujeres que con la precisión de sus puntadas mantienen viva la riqueza de la artesanía salmantina más ancestral, aquella que alimenta el folclore y saca a relucir la tradición de toda una provincia. Capas charras bordadas, lazos tupidos de detalles para el traje tradicional o la camisa galana son algunas de las piezas en las que trabajan.

Publicidad

Entre todas ellas se encuentra María Dolores Agudo, una gallega de 95 años que ha pasado más de media vida en Salamanca. Agradecida por los continuos elogios de todas sus compañeras, muestra una actitud humilde a pesar de que su encaje de bolillos salta a la vista por su nivel de precisión y autenticidad. Confiesa a este medio tener la visión intacta después de tantas horas de trabajo, ya que todavía realiza sus bolillos sin necesidad de usar gafas. La agilidad en sus manos y la sabiduría que muestra con sus palabras cautiva a este medio. «Yo tenía una asignatura pendiente, yo veía a la gente hacer bolillos y sentía envidia. Cuando tuve a mis hijos mayores, después de los 30 años, me matriculé en unas clases que impartía la Diputación», explica.

Poco a poco, Agudo fue mejorando su técnica y se convirtió en maestra de estas clases. Ha llevado este tipo de bordados también a otros municipios de la provincia: «Hemos ido a hacer bolillos a pueblos como Guijuelo, Alba, Babilafuente o San Esteban de la Sierra», manifiesta. Desde que desaparecieron los cursos de bolillos que impartía, acude eventualmente al taller de la Asociación del Traje Charro para disfrutar de las lecciones de Feli Cañada, una persona que admira y a la que considera amiga. «En este taller se hacen capas charras, trajes de mujeres, de hombres o mantillas», manifiesta. Lamenta que las nuevas generaciones no comprendan el arte del bordado y no se sientan atraídas por él. «La gente joven ya no se molesta por aprender, cuando nosotras no estemos se acabó. Yo soy consciente de que tengo 95 años, pero mi espíritu es más joven que la edad», reconoce. A pesar de tener hijos y nietos, ninguno de ellos comparte su pasión. Confiesa tener todo un 'arsenal' de trabajos en su hogar que ha ido guardando a lo largo de todos estos años, unas piezas que sin duda tienen un valor incalculable: «Siempre tengo una labor de bolillos empezada porque mis manos me lo piden, me ayuda a desconectar de todo», asegura. Tiene asumido que sus hilos y agujas le acompañarán todos los días de su vida.

Celia Mateos estaba bordando e incorporando cuentas y lentejuelas al lazo del pelo del traje charro. Comentó a este medio que se trata de una pieza cargada de detalles. Su compañera, Maritere Martín perfeccionaba el bordado del volante de la parte superior de una capa charra que está confeccionando para ella misma. «Empecé en octubre y todas las horas que le he echado ha sido en este taller y en la noche».

Feli Cañada: «Comencé con 18 años restaurando trajes»

Feli Cañada, modista de trajes charros, dirige el taller después de toda una vida entregada a la aguja. Confiesa que es la gran pasión que ha marcado su vida. «Cuando era niña, en la escuela te enseñaban a coser y fui la única a la que le marcaron las lecciones. Comencé con dieciocho años restaurando trajes de charra que estaban bastante deteriorados y viejitos para un grupo de danzas de la Sección Femenina que salieron desde Salamanca hasta Nueva York», recalca. La modista reconoce que «lleva toda la vida bordando», pero dirige el taller de la Asociación del Traje Charro en Victoria Adrados desde hace dos. «Aquí hacemos de todo, principalmente piezas del traje charro y capas, pero hay incluso una chica que ha hecho un capote para una nieta que es torera», ríe. Sueña con la ilusión de que las nuevas generaciones se sientan seducidas por la artesanía charra. «Me encantaría, pero no quiero ser una ilusa. Hay que ser objetivos y esto está totalmente perdido. Yo tengo dos hijas y el único que ha querido aprender algo ha sido un nieto», manifiesta.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad