Salamanca
Lunes, 17 de junio 2024, 06:09
«Cada niño se lleva un pedacito de tu corazón cuando se va, pero a cambio te deja miles de abrazos, besos y recuerdos. Es algo hermoso ver cómo un pequeño que llega sin siquiera sonreír a tu casa vuelve a sentirse feliz y seguro», cuenta la salmantina, Nieves Jiménez, en el encuentro de familias de acogida organizado ayer por Cruz Roja. Una vivencia que tiene sus luces y sombras pero que destaca, repetiría mil veces: «A veces puede ser duro, pero sin duda merece la pena».
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El acogimiento familiar es un recurso de la Consejería de Familia de la Junta destinado a los menores que, por diversos motivos, han tenido que separarse de sus familias de origen y necesitan que les cuiden personas ajenas de forma temporal. Una herramienta que busca darle a los pequeños todo el cariño y amor que necesitan durante una situación de crisis en sus familias biológicas.
«Es una labor muy generosa y desinteresada. El objetivo no es quedarse con el niño, sino que este vuelva con sus padres biológicos. En caso de que esto no sea posible, se busca ubicarlos con familiares que puedan cuidarlos o con familias adoptivas», explica Elena Pulida, responsable del Programa de Acogimiento Familiar de Cruz Roja Salamanca.
Una labor que, como explican las personas que participan en esta iniciativa solidaria, a pesar de las dificultades, es muy gratificante. «Cada día que lo tienes sabes que falta un día menos para que sigan su camino. Es difícil despedirse de ellos, pero cuando se van sabes que hiciste lo correcto y tienes la ilusión de volver a empezar. Cada niño es una aventura y te enseñan muchísimo como familia. No solo a ti como padre, sino a tus hijos biológicos que aprenden también de ellos», comenta emocionada Marta Martín, una madre de tres hijos que junto a su marido tienen años recibiendo chicos de acogido en su hogar.
De esta forma, todas las personas que han ejercido como familia de acogida coinciden en que la satisfacción que reciben durante la experiencia pesa mucho más que los pequeños momentos de tristeza. «Es una labor que haces desde el corazón. Yo le estaré dando amor, pero él me da muchas cosas más. Lo veo y me siento plena. Me siento activa, como hace años que no me sentía. Para mí es como volver a ser madre. Cada cosa que hace me sorprende y me alegra. Cada minuto que paso con él me hace muy feliz y todo eso pesa más que la pena de saber que un día se irá», comenta Carmen Gallego, una de las madres del programa.
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