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Sábado, 7 de marzo 2020, 11:00
Extraña. Esa fue la sensación dominante del primer viernes de marzo en el que no hubo beso a los pies del Rescatado. La ausencia del ósculo a la imagen recuperada de Fez marcó la celebración de una jornada en la que la congregación decidió sustituir el tradicional gesto sobre la talla por una reverencia o una inclinación siguiendo las indicaciones tanto de la Consejería de Sanidad como de la Diócesis de Salamanca ... . Nadie recordaba una fecha en la que se hubiesen puesto límites a la veneración. Los primeros en recibir la indicación fueron los fieles que acudieron a San Pablo pasada la medianoche y se encontraron con una barrera invisible.
Las diez misas que se celebraron a lo largo del día se mantuvieron completamente llenas, pero al menos durante la mañana no se vivieron las colas que se producen otros años en momentos puntuales. La reducción de las esperas respondía a varias cuestiones, en función de a quién preguntaras. Hay que recordar que las esperas interminables para besar a Jesús Rescatado concluyeron hace años cuando se decidió bajar la imagen a ras de suelo para evitar que las personas mayores y con problemas de movilidad tuvieran que subir los empinados escalones a los que conduce el lugar donde permanece la imagen trinitaria durante todo el año. En su lugar, permanecía una cruz desnuda.
La reverencia o inclinación facilitó la rapidez de los que acudían a besar a Jesús Rescatado y que posteriormente se quedaban esperando la misa, rezaban sentados en los bancos o continuaban con sus quehaceres. Concha y Pedro Pérez llevan desde que eran niños acudiendo al besapiés de Jesús Rescatado y por primera vez han tenido que hacer una reverencia. “Tal y como están las circunstancias, me parece lógico que se actúe de esta manera. Cuando éramos pequeños hacíamos una cola enorme y ahora con 79 años seguimos viniendo”, expresaba Concha. Daba la sensación de que los verdaderos devotos no fallaron y les era indiferente besar o no los pies al Cristo En el mismo sentido, opinaba Almudena Briz que acudía junto a su madre Carmen. “Es importante mirar por todos, pero Jesús Rescatado está aquí los 365 días del año y se le puede venir a ver más allá que el día del besapiés”. Cada uno tomó la forma más adecuada de realizar su particular veneración a la imagen. Los encargados de velar la talla se encargaron de parar a aquellos que se iban impetuosamente hacia los pies y les indicaban la recomendación por el coronavirus. La mayoría optaba por una ligera reverencia, mientras que recogía una estampa. Sin embargo, los había que se besaban los dedos y mandaban el beso a través de un ligero soplido o quienes se llevaban la mano al corazón con la estampita de sus devociones con una ligera genuflexión.
En conjunto, miles de personas optaron por visitar el besapiés en una jornada excepcional marcada por el coronavirus. Antes de finalizar la jornada y por coincidir el besapiés con tiempo de Cuaresma, se celebró un vía crucis en el que hubo representación de todas las cofradías donde el tema dominante fue el coronavirus por afectar a las 18 cofradías de una u otra manera. Jesús Rescatado volverá a su altar donde esperará hasta la salida procesional del próximo Viernes Santo.
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