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El parque de San Francisco albergó la bonita estampa que cada 17 de enero viven los amantes de los animales con mucho júbilo. La tradicional bendición de San Antón en la gran ‘fiesta de los animales’, a manos del superior del convento de los padres Capuchinos, el padre Domingo Montero, congregó ayer a más de un centenar de salmantinos junto a sus fieles compañeros de vida. Tortugas, gallinas, gatos, perros e incluso reptiles de todos los tamaños y edades se dieron cita como cada año. Los curiosos que pasaron por el lugar durante el emotivo acto quedaron perplejos ante la enorme variedad de mascotas y el amor que sus dueños profesan por ellos.
Clara Hernández acudió a la bendición junto a su mascota, la gallina ‘Jana’, que lleva junto a ella los últimos dos años y medio. Envuelta en un trapito blanco y junto a su pecho, la ‘pequeña’ de Clara recibió halagos y desató todas las miradas. “A los seis meses comenzó a poner huevos y me la traje a casa. Pone un día sí y otro no”, asegura con cariño la dueña. El nombre de su gallina tiene un significado especial para ella, decidió bautizarla como la protagonista de una famosa telenovela actual de las tardes de La 1. “Es el segundo año que vengo con ‘Jana’ a la bendición, me gusta mucho esta tradición”.
Alfonso Palomero y Manuela Muriel acudieron también a la cita junto a sus dos gatos de cinco meses: ‘Lobito’ y ‘Nobita’. “Son dos gatitos que encontramos recién nacidos y abandonados en nuestra parcela. Decidimos traerlos a casa y criarlos con biberón y leche gaterizada”, manifiesta. La pareja cuida de ellos cada día con mucho cariño, incluso les han incorporado un collar en el cuello con sus datos para evitar que “se despisten”. Palomero explicó a este periódico el significado del nombre de sus gatos, que además son hermanos. “Estuvimos en Puebla de Sanabria, vi lobos allí y me recordó a la carita de uno de ellos. A su hermana le pusimos un nombre de origen asiático”, contaron.
La salmantina Paquita Prado acudió al acto con su tortuga ‘Tuvina’, una cita a la que no ha faltado durante los últimos siete años. No es la única que tiene en casa. “En verano están en la terraza y ahora en invierno las baño en agua caliente para que no tengan frío”, afirma. La dueña, que se declara amante de los animales, cuida de sus tortugas con mucho mimo y capricho. “Come su pienso cuando quiere, pero también les pongo pechuga o langostinos. Todo cocido y preparado, nunca comen nada crudo”, explica. Además de esto, Prado aplica vaselina sobre la concha de sus tortugas, las desinfecta con betadine y les lava los ojos con suero. “Van a vivir más que yo. Su esperanza de vida es de cien años”, confiesa.
Carlota Gay llegó al Campo de San Francisco junto a su mascota “Kiya”, un podenco andaluz que adoptó con dos años. “Desde que llegó ella a casa, hace aproximadamente siete años, soy fiel a la bendición de los animales. Ella me da mucha compañía”, manifestó.
El padre Domingo Montero comenzó la oración pidiendo que los presentes se santiguasen, un gesto que muchos de ellos reproducieron también en las cabezas de sus mascotas. Cabe recordar que esta tradición fue recuperada hace 45 años por el veterinario Eleuterio Ferreira y el capuchino David de la Calzada.
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