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Ehsan Yaftaly y su hermana Obaida Sharar, junto al mural realizado por Cruz Roja en la calle José Manuel de Villena.
Una fugitiva del Gobierno de los talibanes trata de rehacer su vida en Salamanca

Una fugitiva del Gobierno de los talibanes trata de rehacer su vida en Salamanca

La fiscal afgana Obaida Sharar salió huyendo de su país natal al pasar de aplicar la ley a ser perseguida

Ángel Benito

Salamanca

Miércoles, 21 de junio 2023, 11:27

El rostro de Obaida Sharar no pasaría inadvertido en Kabul. Durante años fue la encargada de aplicar la ley como una de las fiscales de la capital afgana. Las mismas normas que consideraban terrorista a los talibanes se esfumaron el 15 de agosto de 2021. Los que tenían la labor de hacer cumplir la ley pasaron a ser fugitivos en su propio país. No había opción de quedarse. «Ella hubiera corrido mucho peligro de muerte porque era una fiscal muy conocida, que además se había publicitado por lo que era muy conocida», explica Ehsan Yaftaly, hermano de Obaida que ejerce de traductor cuando la fiscal no logra expresar en castellano las emociones que le surgen.

Obaida permanece en los recursos residenciales de Cruz Roja junto a su marido, su hermano, un hijo de siete años y un pequeño de ocho meses que espera que dé a luz en Salamanca a finales de julio. «Será salmantino», sonríe tras haber perdido el miedo que le atenazaba y que le obligaba a mirar constantemente a su espalda. La fiscal huyó de Afganistán, como otros muchos jueces y abogados perseguidos, a Pakistán desde donde llegó a Salamanca en diciembre del año pasado ya con el reconocimiento adquirido de la protección internacional.

La salida del país se convirtió en una odisea, según relata. La joven jurista (tiene 28 años) tuvo que arriesgarse a cruzar el país y evitar que le reconocieran entre los múltiples 'check-points' que tenían instalados los talibanes por todo el país. «Vivir en Afganistán fue muy difícil para mí. Yo era fiscal, pero mi marido también era político en el Parlamento. Era un riesgo». Finalmente, lograron evitar el reconocimiento y llegar sanos y salvos a Pakistán. Comenzó a ponerse en contacto con todas las embajadas para tratar de iniciar una nueva vida que finalmente inició en España. «Mis amigos me desaconsejaron venir a España, y sin embargo todo lo que nos hemos encontrado aquí ha sido acogimiento y muy buena gente», relata. La llegada a España se hizo con rapidez ya que uno de los principales objetivos de Obaida es que su hijo pueda tener un buen futuro. «Estamos muy felices porque la gente está siendo muy amable, al contrario de lo que pensábamos», reconoce. «Tiene la gente mejor del mundo y estamos en una familia de Cruz Roja», relata su hermano Ehsan. Actualmente se encuentran estudiando castellano con el objetivo de fortalecer sus raíces en Salamanca. Obaida asume que es su hermano el que tiene mejor 'oído' para los idiomas, mientras que ella todavía sueña con poder trabajar en su profesión relacionada con la justicia. «Yo tengo un Máster en Criminología y me gusta mi profesión. Quiero continuar con ella si es posible».

También pone su mirada en las mujeres que se han quedado allí en Afganistán. «La situación es muy mala ahora porque las chicas no pueden estudiar, ni ir a la escuela, ni entrar en los restaurantes o los parques», recuerda ante la «falta de oportunidades» y la «censura» que se pone en todos los derechos sociales. «Los talibanes rechazan cualquier expresión que va contra ellos.

250 personas de 15 países

Cruz Roja ha atendido a más de 250 personas en el último año y medio procedente de 15 nacionalidades diferentes. Aunque 2022 estuvo caracterizado por el éxodo ucraniano, la responsable de Inmigración, Montserrat Hernández, reconoce que Colombia y Venezuela siguen siendo dos países que acumulan muchas de las solicitudes de asilo político. En este aspecto, incidió en el papel que se desarrolló para conseguir la fase última del sistema de protección dedicando a una persona para la gestión de pisos de alquiler. En la jornada de ayer se inauguró un mural en la calle José Manuel de Villena con un recuerdo para todos los refugiados. También por la tarde se celebró una jornada de varias organizaciones (Cepaim, Salamanca Acoge, Cáritas, Ymca) en la Plaza Mayor para conocer las diferentes historias de los refugiados acogidos.

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