Una mujer pasa por un episodio de tristeza. ALMEIDA

La fórmula detrás del 'Blue Monday', el día más triste del año

El psicólogo salmantino Hilario Garrudo desmiente el mito y señala los posibles efectos negativos de otorgar a un día específico esta carga

Alejandro Cerezal

Salamanca

Lunes, 20 de enero 2025, 06:45

Medir las emociones de toda la población parece imposible. No obstante, desde hace veinte años, el tercer lunes de cada enero está marcado en el calendario como «el día más triste del año».

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En 2005, el psicólogo británico Cliff Arnall dio a conocer su fórmula para calcular el día que provocaba un mayor desánimo a través de una campaña de marketing de la compañía SkyTravel. La agencia proponía la solución a la tristeza: preparar un viaje para esa temporada. De esta manera, el concepto del «Blue Monday» («feeling blue» significa estar triste en inglés) se viralizó y ha llegado hasta la actualidad.

La ecuación para determinar este fenómeno se basa en factores como el clima invernal, las deudas heredadas de las navidades, el tiempo transcurrido desde las fiestas, la ausencia de motivación y la sensación de incumplir la lista de propósitos. Sin embargo, se trata simplemente de una invención con fines publicitarios. «El «Blue Monday» es un mito. No existe evidencia científica que respalde que un día específico sea más triste que otros. Hay factores cuya influencia en el estado de ánimo está demostrada como es el caso del clima o las finanzas, pero no son exclusivos de un día en particular», apunta Hilario Garrudo Hernández, psicólogo clínico.

Por otra parte, otorgar esta carga a un día en específico puede acarrear efectos negativos. «Simplifica en exceso algo tan complejo como nuestras emociones y es un claro ejemplo de frivolizar algo tan importante en nuestras vidas como es nuestro mundo emocional» tal y como explica el psicólogo salmantino para LA GACETA. Al mismo tiempo, el «Blue Monday» puede «generar angustia innecesaria, refuerza mitos sobre la salud mental, puede llegar a trivializar la depresión e incrementar conductas autolesivas en colectivos vulnerables».

Incluso la señalización de este día llega a producir un efecto de profecía autocumplida en algunas personas. «Hay personas que aprenden a gestionar sus emociones, sentimientos y estados de ánimo y otras que, en cambio, son más vulnerables e influenciables por este tipo de fenómenos. Si una persona cree que un día será especialmente negativo, puede predisponerse a experimentar emociones desagradables, interpretar los eventos cotidianos de forma más pesimista y confirmar sus expectativas», afirma. Aunque podemos sacar algo positivo: «podría servir como una oportunidad para hablar de la influencia del mundo afectivo en la salud mental y normalizar el malestar emocional».

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Además, Garrudo propone darle la vuelta a este día y hacer una reflexión sobre los mensajes y los prejuicios derivados de este mito. «Es un día tan «normal» como cualquier otro lunes del año. No olvidemos que nuestro bienestar depende en gran medida de la gestión que hagamos de nuestro mundo afectivo y nadie es más importantes en esta tarea que cada uno de nosotros».

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