Salamanca
Sábado, 27 de mayo 2023, 17:00
Más allá de las polémicas que desde hace años genera la instalación de las casetas de las ferias del libro en la Plaza Mayor, la normativa específica del ágora solo permite la celebración de espectáculos vinculados a las Ferias y Fiestas de la ciudad ... o aquellos que se consideren beneficiosos para «la promoción cultural, patrimonial, histórica turística o económica» de la ciudad.
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Por este motivo, mayoritariamente ha albergado conciertos de cientos de artistas que han actuado con motivo de las celebraciones en honor a Santa María de la Vega. Al margen de la música y de emblemáticos actos oficiales —como XV Cumbre Iberoamericana—, se recuerda como escenario de una mítica partida de ajedrez viviente y de corridas de toros. Pero mayoritariamente la escultura ha tenido un mayor protagonismo en el mayor museo al aire libre de Salamanca.
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En enero de 2002, con motivo de la Capitalidad Cultural Europea, el Balzac de Rodin se asentó en el monumento en medio de un gran revuelo internacional. Acabó siendo un icono hasta tal punto que el Ayuntamiento planteó a sus propietarios la posibilidad de que la obra se quedara para siempre. Junto con la famosa escultura llegó una exposición sobre Rodin que se distribuyó por la sala de exposiciones de Santo Domingo, el Patio de Escuelas Menores y el Museo de la Universidad. La muestra recibió a cerca de 300.000 visitantes en apenas dos meses.
La Plaza Mayor también fue el lugar elegido en julio de 2006 para exhibir la escultura de Víctor Ochoa «El Zulo», una gran obra de Víctor Ochoa de cuatro metros de largo por cinco de alto realizada en homenaje a las víctimas del terrorismo y que formó parte de la exposición organizada por la Universidad en el Patio de Escuelas Menores. A finales de 2008 el valenciano Manolo Valdés expuso 17 piezas de bronce en la Plaza Mayor. Formas humanas y de objetos que ocuparon durante un mes gran parte de la superficie del ágora.
En abril de 2016, seis esculturas de gran formato del británico Henry Moore se situaron en la plaza de Anaya para deleite de turistas, fotógrafos y aficionados al arte. Y en 2017, en la construcción barroca se instaló un gran elefante haciendo el pino sobre su trompa. Fue la obra de Miquel Barceló, que llegó de la mano de la Universidad.
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La mayoría de ellas, así como los espectáculos de gran formato elegidos para las inauguraciones del 2002 o de la celebración del 250º aniversario de la Plaza han servido para dar proyección nacional e internacional al monumento más emblemático de la Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, hasta ahora pocas han sido las iniciativas de este tipo vinculadas con la pintura.
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