Feijóo levanta pasiones

Marino Hernández

Salamanca

Domingo, 13 de abril 2025, 20:04

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Cada año Alfonso Fernández Mañueco invita a políticos y personajes conocidos a que visiten Salamanca durante la Semana Santa. Este año insistió a su jefe, Alberto Núñez Feijóo, para que se acercara a conocer la Pasión de su tierra y entre ambos acordaron que la fecha clave podía ser la del Domingo de Ramos. Durante la semana pasada en Génova se afanaban en preguntar qué tenía la Semana Santa salmantina de especial. Ayer el presidente del PP lo comprobó con una sobredosis cofrade de la que salió airoso y encantado.

En torno a las 11:45 horas el político gallego era recibido en la calle San Pablo por Alfonso Fernández Mañueco, Javier Iglesias y David Mingo. Nada más bajar del coche, y cuando se encontraba en los saludos protocolarios, un grupo de aficionados del Pontevedra le gritaba en la calle que hoy era el día del ascenso a Primera Federación. Una vez solventado el encuentro con sus paisanos. La comitiva se dirigió al Patio Chico previa parada en la Cueva de Salamanca. Allí Mañueco le dijo a Feijóo que cuando se retire de la política ejercerá como guía turístico. A las puertas de la Catedral, el presidente de los populares de Castilla y León explicaba las peculiaridades de la piedra de Villamayor, las diferencias arquitectónicas de las dos catedrales y algunos datos históricos de la Guerra de la Independencia. Se había estudiado la lección Mañueco.

A las puertas de la Catedral les esperaba el exitoso pregonero de la Pasión salmantina, Julio López, y el presidente de la Hermandad de Cofradías, Francisco Hernández. Ellos le abrieron las puertas de la seo para que conociera los nervios de los cofrades en los momentos previos a procesionar. Le abrieron las puertas de la capilla para que viera de cerca la imagen de la Soledad y se arrimó a la cofradía más obrera, a los vecinos de Pizarrales, a los que preguntó irónicamente si eran estudiantes de Derecho por la «toga roja» que vestían. Se hizo decenas de fotos, recibió estampas de los niños y mantuvo un encuentro de más de tres minutos con el obispo, José Luis Retana, que presumió de ser abulense, y hablaron de la figura de San Juan de la Cruz. Feijóo le preguntó qué tal se portaban los políticos locales del PP y el prelado respondió con un «se portan bien». Desde entonces, todo alabanzas a la ciudad y su hospitalidad en boca de uno y del otro.

Tras ver la salida de La Borriquilla, el líder popular se trasladó a comer a la Plaza Mayor. En Las Tapas de Gonzalo degustó la mejor comida de esta tierra, salió al balcón para disfrutar de la mejor plaza del mundo y al salir se dio un baño de masas. De las terrazas del ágora se levantaron decenas de personas en busca de la foto. Tras la sesión fotográfica. El séquito popular se encaminó a la iglesia de La Purísima para ver la salida del Despojado. Allí, dentro de la iglesia, dio una levantada. Un privilegio y un honor que como tal protagonizó el gallego.

Tras ver la salida de la procesión y pasar un día agradable en la ciudad, el político orensano volvió a su coche para regresar a Madrid después de vivir una jornada que seguramente sea inolvidable, tanto para él como para el cicerone Mañueco, que presumió de Semana Santa, de patrimonio, de gastronomía y de paisanos, que mostraron su respeto al líder de los populares en persona, más allá de las urnas.