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El personal de Estadística puede teletrabajar hasta tres días por semana. En la Delegación Provincial de Economía y Hacienda, no más de dos. Igual ocurre en organismos vinculados al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), como el Irnasa de Salamanca, aunque en el Instituto de Biomedicina y Genética Molecular (IBGM) de Valladolid no se suele conceder ninguno. En la Subdelegación del Gobierno de Salamanca, un día de teletrabajo como mucho, al igual que ocurre en el Instituto Nacional y la Tesorería General de la Seguridad Social, y el Centro Documental de la Memoria Histórica. En el Servicio Estatal de Empleo Público (SEPE), en las oficinas de esta provincia los empleados solo tienen derecho a una jornada de trabajo en remoto mientras que en Madrid el mismo organismo llega a conceder hasta tres.
Por su parte, en la Inspección de Trabajo, donde no son muy proclives al modelo en remoto, se permite realizar una tarde de trabajo a distancia a la semana. Y en Instituciones Penitenciarias, solo hay un trabajador en la provincia que ha logrado que se le concedan dos días a la semana. Se trata del profesional que se encarga de realizar las nóminas. Y en Tráfico, se puede solicitar un día por semana, aunque en verano y en Navidad puede suspenderse el trabajo a distancia por necesidades del servicio. Tras todos estos ejemplos resulta difícil determinar cuál es el criterio que se sigue para conceder a un empleado público la posibilidad de desempeñar sus tareas sin necesidad de acudir a la oficina. Lógicamente depende mucho de la tarea que desempeñe cada empleado público, pero no es el único factor determinante. «Cada organismo tiene una instrucción de jornada y horarios, pero todo está supeditado al criterio del superior jerárquico», explica el presidente autonómico de AGE (Administración General del Estado) de CSIF en Castilla y León, Juan Carlos González Sanz. «Apostamos por un Real Decreto de teletrabajo que sea garantista para todos los empleados públicos, con mayor cobertura en prevención, sin discrecionalidad y que establezca qué puestos pueden acogerse al mismo», añade.
La falta de una regulación conlleva más problemas, como los que tienen algunos empleados públicos de Salamanca, explica CSIF, que, al no disponer de sistemas adaptados en su domicilio, usan su teléfono para contactar con el ciudadano, les revelan su número particular y después reciben llamadas fuera del horario laboral.
«En esta provincia, con la tipología de empresas que tenemos hay poca implantación del teletrabajo y solo es viable en sectores muy específicos», explica el secretario provincial de UGT en Salamanca, Marcelino Muñoz. «Hay sectores muy amplios de nuestra economía que no pueden permitírselo. Ni la hostelería, ni el comercio ni las empresas cárnicas pueden planteárselo para la mayoría de los puestos de trabajo», explica el secretario general de la Confederación Empresarios de Salamanca (CES), Antonio Flórez. Es el sector tecnológico, añade este último, el que más lo está fomentando tanto de forma pura como en un modelo mixto.
Pero el trabajo a distancia no solo no aumenta sino que está retrocediendo en Salamanca. «Veo varias causas pero la fundamental es que no tenemos una capacidad real para adaptarnos a él de forma que la productividad no disminuya», señala Flórez. «Al final, por mucho que estén controlados los horarios y la actividad del empleado, no es lo mismo que estar con los compañeros codo con codo y eso lastra la creatividad y la productividad», apunta. Por su parte, Muñoz ve que todavía existen bastantes reticencias por parte de las empresas a trabajar en remoto. «El tema de la presencialidad en la oficina es algo cultural. En cualquier, el teletrabajo no puede ser algo impuesto», opina el líder provincial de UGT remarcando la importancia de que se llegue a acuerdos entre empresa y trabajadores. Por otra parte, reconoce el impacto que puede tener un incremento de las personas que trabajan sin salir de casa en un municipio como Salamanca. «Puedo llegar a entender que en una ciudad pequeña como esta, una implantación excesiva del teletrabajo puede tener efectos negativos para determinados sectores, ya que se reduciría el tránsito por las calles», asegura refiriéndose a que esa situación podría tener impacto en las ventas de sectores como el comercio o la hostelería.
Por su parte, el secretario de CES lamenta que las insuficientes comunicaciones de Salamanca han frenado el desarrollo de esta provincia como «oficina» de Madrid. En los últimos años, aprovechando especialmente el desarrollo del teletrabajo durante la pandemia, se ha insistido en que una mejora de las frecuencias ferroviarias así como de las telecomunicaciones en el medio rural habrían facilitado que más trabajadores de la capital de España con opciones de teletrabajar varios días a la semana se asentasen en Salamanca, como ha ocurrido en Segovia. «Pero no hemos sabido o podido aprovechar el momento», añade.
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