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Domingo, 14 de julio 2019, 21:46
Las nuevas tecnologías facilitan la vida en el día a día, pero en otras ocasiones son nocivas, en especial para niños y adolescentes. El cerebro de los más pequeños a nivel cognitivo no está preparado para descodificar toda la información y estímulos que reciben a través de las pantallas, como es el caso de los adultos. Este fenómeno produce que vivan una alteración de la realidad y consideren veraz aquello que solo es virtual, ya que aún no tienen desarrollada la madurez capaz de gestionar el uso y tiempo que invierten en las TIC.
Según la Sociedad Canadiense de Pediatría, los niños de 0-2 años no deben tener ningún contacto con estos aparatos, de 2-4 podrán utilizar de 1 a 2 horas al día, y de 4-6 años un máximo de 3 horas. Aunque según el secretario del Colegio de Psicólogos, David Cortejoso, recomienda que hasta los 6 años se utilice un máximo de 1 hora al día y desde los 6 a la edad adulta 2 horas.
En la actualidad, no hay estudios firmes sobre el abuso y adicción de este fenómeno debido a tratarse de una cuestión novedosa, pero si existen casos de abuso e incluso niños a partir de 10 años que están siendo tratados por adicción a las pantallas. Para evitar llegar a estas situaciones, el psicólogo Hilario Garrudo, experto en adicciones, recomienda que los padres participen durante el periodo de uso de pantallas e intenten reducir las horas de uso y procurar otro tipo de actividades que las suplan, todo ello, “sin llegar a prohibir”. Los psicólogos coinciden en que la interacción con la pantalla está totalmente estructurada y reglada, lo que limita el desarrollo de la creatividad e imaginación del menor.
Tal como apunta el psicólogo Pablo Barrios, antes de entregar un dispositivo a un menor se le debe explicar los beneficios e inconvenientes, además de controlar tanto contenidos como tiempo. Incluso la psicóloga sanitaria y jurídica María Ángeles Pérez, recomienda la descarga de aplicaciones de bloqueo de contenido. Estas ayudarán a que los pequeños no tengan un acceso total y les impidan entrar a páginas pornográficas, violentas, de apuestas u cualquier otro contenido no adecuado a su edad. Pérez explica que el uso de estos utensilios es muy beneficioso si el contenido es educativo o lúdico y esté adecuado a la edad. Eso sí, nunca deben emplearse durante un tiempo excesivo, afectar al resto de actividades o suponer un riesgo de aislamiento para el menor.
Una forma de averiguar si los niños están desarrollando una dependencia a los dispositivos con pantalla es analizar su conducta. Los chicos pierden las ganas de jugar con otros niños, no cumplen las rutinas psicosociales como ir al parque, visitar a los abuelos..., descuidan la alimentación y la higiene, adquieren comportamientos impulsivos, falta de control, están poco predispuestos a aceptar las normas impuestas desde fuera o suelen presentar un bajo rendimiento académico y deportivo, ya que por las noches aumenta el uso de estos aparatos.
Cuando el pequeño muestra síntomas de adicción, los especialistas intervienen, reeducando tanto al joven como a sus padres y poniendo límites. En una primera fase, el niño debe abstenerse de cualquier uso de dispositivos, a la vez que se evalúan sus emociones y pensamientos. Después, poco a poco se reintroduce al menor en el uso de las TIC de forma gradual, controlada, y sobre todo, educándole en un uso responsable.
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