El éxodo laboral ha pisado el freno en Salamanca. Por primera vez en la última década, la cifra de trabajadores que fueron contratados en otras provincias fue inferior a los que fueron atraídos por propuestas de empleo en la provincia. Si durante los últimos años las gráficas de entradas y salidas cada vez estaban más cercanas a tocarse, en 2023 el saldo laboral migratorio ha sido positivo.
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Así lo atestiguan las cifras del Servicio Público de Empleo estatal. Salamanca atrajo a 24.316 trabajadores frente a los 16.304 que migraron para buscar una nueva oportunidad fuera de su provincia con un saldo positivo de 8.012 trabajadores. Hasta ahora, la cifra más positiva se había dado en el año 2012 con una pérdida de trabajadores de 3.570. Esa curva se fue haciendo cada vez más pronunciada hasta que en el año de la prepandemia se alcanzó el récord negativo de una pérdida de 8.042 trabajadores que se ralentizó durante los años siguientes de pandemia.
¿Cuál ha sido el causante de este cambio de tendencia? El grupo más beneficiado es aquel vinculado al sector servicios con un saldo positivo de 7.332 trabajadores. En este área se enmarcan desde la hostelería con cocineros, camareros; el comercio con cajeros, taquilleros, reponedores y vendedores; así como en empleos en servicios sanitarios, sociales y de cuidados. La provincia fue capaz de atraer a 11.732 trabajadores de otras provincias frente a los 4.400 que se fueron. Estas cifras no se pueden abstraer del 'boom turístico' que ha vivido Salamanca durante el pasado año cuando se lograron superar todos los récord de turismo alcanzados en el año 2019. La ciudad superó el techo de la prepandemia con 718.533 visitantes gracias al impulso del mejor diciembre desde que hay estadísticas. Del mismo modo, se alcanzaron las 1,2 millones de pernoctaciones cifras que han contribuido a la atracción de empleo no solo en el ámbito de la restauración sino también en todos los trabajos relacionados con el sector hotelero.
El otro ámbito que atrajo empleo fue el denominado de 'Ocupaciones elementales' que incluye a la escala básica como son peones de construcción, personal de limpieza o repartidores a domicilio también tuvo una importante subida con un saldo positivo de 2.598 trabajadores. El principal saldo positivo se da en los menores de 30 años, situación positiva ya que es la edad que, en caso de que el empleo sea duradero, puede ayudar a fijar población.
Una de las situaciones que más preocupa a las instituciones es ser capaz de retener el talento y las profesiones cualificadas. En el año 2021 se alcanzaron las cotas más altas de la marcha de profesionales con una carrera universitaria, pese a que los cambios en el mercado laboral que se esperaban con la pandemia, como el teletrabajo, surtieran efecto. El saldo negativo ese año fue de 2.061 trabajadores.
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Los datos del Servicio Público de Empleo estatal también reflejan una mejoría en este apartado. Salamanca fue capaz de atraer a 2.756 trabajadores cualificados de carreras científicas en 2023, pero se marcharon 3.612 con un saldo negativo de 856 personas, uno de los mejores datos de la última década. No obstante, ha habido ejercicios como en el año 2015 en el que el saldo ha sido positivo en este apartado por lo que las instituciones tienen que seguir dando pasos para lograr que la 'fuga de cerebros' no se siga acentuando durante los próximos años. Entre los retos se encuentra favorecer los programas de prácticas entre universidad y empresas, fomentar ecosistemas emprendedores o que haya una coordinación entre las instituciones para crear programas y oportunidades que se creen en la ciudad, como por ejemplo sucede con la marca 'Salamanca Tech'.
Expertos como el demógrafo y profesor de la Universidad de Salamanca Alberto del Rey vienen insistiendo en la necesidad de fijar población joven para aprovecharse de la desconcentración que se está dando en grandes empresas y fábricas relacionadas con la tecnología. Para que se de esta circunstancia, ve vital que existan buenas infraestructuras ferroviarias, como están exigiendo todas las instituciones liderados por el Ayuntamiento de Salamanca, y mejorar la conectividad en las zonas rurales, un argumento vital para que se lleve a cabo el paso de vivir en el campo pero manteniendo el trabajo de la ciudad.
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Tanto en la entrada como en la salida de trabajadores, el mayor saldo positivo se produce en aquellos que tienen estudios primarios o en los que no se ha acreditado que hayan realizado la formación básica con 3.399, con la educación secundaria obligatoria 2.988 y con el Bachillerato concluido con 1.884 o haber realizado ciclos formativos con 951. El único dato negativo entre los trabajadores que llegan o los que se marchan se produce en aquellos que tienen la educación superior completada donde hay una pérdida de 1.203 trabajadores.
En cuanto a la nacionalidad, el 83% de los contratos realizados a personas de otras provincias fue a españoles frente al 17% restante de personas de nacionalidad extranjera. En ambos casos, el saldo fue positivo.
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