El paciente que el viernes se sometió a un trasplante renal de donante vivo a través de la cirugía robótica en el Hospital de Salamanca evoluciona favorablemente después de una compleja intervención.
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El varón -que recibió el riñón donado por su hermana- está siendo sometido a una estrecha vigilancia, tal y como se recomienda durante las 48 horas posteriores a este tipo de intervenciones, que es la ventana de tiempo en la que existe un mayor riesgo de que surjan complicaciones post-quirúrgicas.
La principal ventaja de haber sido trasplantado -por primera vez en Castilla y León- utilizando el robot Da Vinci es que el proceso del injerto es mucho más preciso y, además, necesita una menor incisión. Desde el servicio de Urología explican que «si en una cirugía convencional abierta hay que hacer una incisión de 20 centímetros, cuando se utiliza la robótica puede bastar con la mitad, o menos. El espacio suficiente para poder introducir el riñón y luego ya se opera con los brazos del robot».
Esta intervención ha sido un hito para el Complejo Asistencial de Salamanca y generó una gran expectación entre todos los profesionales que suelen participar en el campo de los trasplantes, aunque en el momento de la intervención quienes han permanecido en el quirófano han sido cinco personas: el urólogo principal -que ha sido el doctor Alejandro Martín Parada-, el urólogo ayudante (Óscar Heredero), dos enfermeras (una instrumentalista y una volante) y el especialista en Anestesiología.
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