El objetivo de la Consejería de Sanidad de aumentar la dotación de psicólogos clínicos en su plantilla y acercar la salud mental a las zonas rurales tiene un gran obstáculo por delante: que apenas hay psicólogos clínicos -con la especialidad PIR- en el mercado.
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No los hay en Salamanca, como tampoco los hay en Castilla y León ni en toda España, pero se trata de un déficit diferente al de otras especialidades sanitarias. La clava radica en que no se puede ser urólogo, cardiólogo, ni ningún tipo de especialista médico -ni en la sanidad pública ni en la privada- si no se realiza el MIR, pero sí se puede ser tener consulta psicológica sin necesidad de realizar el PIR.
Para trabajar en el Sistema Nacional de Salud como psicólogo es necesario realizar el examen PIR -como el MIR, pero para psicólogos-, obtener una nota alta que te permita elegir la plaza deseada y, posteriormente, realizar una residencia de cuatro años para ser considerado psicólogo clínico especialista.
En cambio, un graduado en Psicología puede trabajar como psicólogo sanitario -aunque a nivel privado- cursando un máster de dos años de duración.
Esta vía laboral, que no tienen las especialidades médicas, hace que las bolsas de trabajo del SNS estén prácticamente vacías de psicólogos clínicos y que desde los colegios de psicólogos se propongan dos medidas -a corto y medio plazo- que se deberían tomar.
A medio plazo habría que aumentar la oferta de las convocatorias PIR. Este año se van a ofertar 274 plazas para nuevos psicólogos clínicos en toda España, de las que 18 le corresponden a Castilla y León y dos serán para la Unidad de Salud Mental del Complejo Asistencial de Salamanca.
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La ministra de Sanidad, Mónica García, anunció en enero de 2024 que tenía el firme compromiso de «duplicar la acreditación y oferta de plazas de psicólogos internos residentes antes del final de la legislatura». La promesa de la ministra implicaría ofertar más de 500 plazas todos los años, pero al ritmo al que crecen las convocatorias -un 3% interanual- no parece factible que lo vaya a cumplir.
A corto plazo, el siguiente paso que debería darse les correspondería a las administraciones autonómicas y sería el de asegurar que esos 18 psicólogos clínicos -dos en Salamanca- que cada año terminan su residencia en la Comunidad, se queden en Castilla y León.
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El Hospital de Salamanca consiguió recientemente incorporar a dos nuevos psicólogos clínicos, pero el fichaje solo sirvió para compensar las dos bajas que el Complejo había sufrido a raíz del concurso de traslados, por lo que el balance sigue siendo de un total de 16 psicólogos para toda la población del área de salud de Salamanca. Una cifra que se antoja insuficiente y que, aún así, es la más alta de Castilla y León.
Desde el Colegio de Psicólogos, Belén Silguero coincide en que «deberían salir más plazas PIR». «Han ido aumentándose, pero claramente hacen falta más».
Respecto al debate sobre si el SNS debería contratar a psicólogos sanitarios sin el PIR, Silguero apunta que «el debate está en la calle». «Algunas comunidades ya lo hacen y otras lo están estudiando. Las personas lo demandan porque existe una necesidad de psicólogos muy alta y sería una buena manera de prevenir problemas más serios».
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