«No estoy preparado para este trabajo», «Mis compañeros son mejores que yo», «No voy a saber hablar en público» o «No voy a llegar al objetivo». Preocupación excesiva, dificultad para concentrarse, irritabilidad, fatiga, cambios en el apetito, problemas para 'pillar' el sueño, la tendencia a eludir responsabilidades, autoexigencia extrema o aislamiento social. Son algunas de las afirmaciones y algunos de los síntomas que encienden las alarmas en cualquier trabajo en el momento en el que la efectividad y la tranquilidad se ven desbancadas por la ansiedad y la depresión, lo cual, en la mayoría de los casos, deriva en una baja.
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), «es clave que se preste atención a los efectos perjudiciales que la sobrecarga de trabajo puede ocasionar en nuestra salud mental». De ahí que, en los últimos meses, se esté haciendo hincapié en lo necesario que es formar a los directivos para que aprendan a evitar los entornos de trabajo estresantes y atender a los trabajadores que se sientan angustiados.
A la autoexigencia que la mayoría de personas tienen mientras están desarrollando su rutina laboral, hay que sumar el hecho de que el trabajo agudiza problemas sociales más importantes que afectan negativamente a la salud mental. De ahí que, a la vuelta de las vacaciones, aparezca una amenaza que resulta ser más común en personas nerviosas o ansiosas, cuya personalidad les hace enfrentarse a las situaciones con temor o estrés: la ergofobia.
Además de la ergofobia, existen otros trastornos laborales que entran a escena en el momento en el que hay que consumar la vuelta al trabajo. Entonces, aparecen la ambición obsesiva, el estrés crónico y el cansancio patológico. La sisifemia, un trastorno de salud derivado del agotamiento psíquico y físico de un empleado que se ve obligado a responder a unos objetivos inalcanzables, se une a decenas de males asociados al ámbito laboral como el del workaholic cuando se trabaja en exceso, el del burnout cuando se siente mucho estrés o el de 'cansancio acumulado' tras años y años en el mismo sitio.
La sisifemia evidencia una relación insana que muchas personas mantienen con su trabajo, en gran parte por la necesidad de valoración externa, pero también viene derivada de un mercado muy competitivo.
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Respecto al perfil en el que es más habitual observar sisifemia, los psicólogos afirman que, normalmente, este trastorno se suele dar en profesiones vocacionales como en médicos, consultores financieros, auditores, abogados de grandes despachos o servicios sociales.
Las incapacidades temporales por motivos de salud mental se han elevado mucho tras la irrupción de la pandemia. A día de hoy, son muchas las personas que, a raíz de la rutina que se estableció durante el coronavirus para teletrabajar desde casa y evitar desplazamientos, están sufriendo una quiebra emocional que les obliga a ausentarse de sus puestos de trabajo para recuperarse y volver a rendir con normalidad.
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Según el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), en lo que va de año hasta el mes de julio, se han tramitado casi 338.000 bajas de trabajadores por motivos de salud mental, llegándose a duplicar desde 2016 -cuando fueron la mitad cifrándose en unas 163.000-.
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