Un Erasmus rural para aprender y ayudar en la España vaciada

Las prácticas son un momento clave en la vida de cualquier universitario. Los hay que sueñan con entrar de becario en grandes empresas en Madrid o Barcelona, pero también hay otros que prefieren una experiencia en el mundo rural. El aprendizaje puede ser el mismo o incluso mejor y la experiencia vital es de las que se recuerda siempre. Alba Bardají Soriano, estudiante del Máster Universitario en Servicios públicos y Políticas sociales por la Universidad de Salamanca, tiene 26 años y ha estado desde el 1 de junio al 31 de agosto haciendo sus prácticas en Calamocha (Teruel), localidad de cerca de 5.000 habitantes.

Su trabajo ha sido en ADRI, Asociación para el Desarrollo Rural Integral de las Tierras del Jiloca y Gallocanta. «Trabajan con proyectos con fondos europeos y en concreto he ayudado a diseñar los planes 2024-2028 que se centran en el apoyo al emprendedor, a la mujer rural y al turismo ecológico en la zona», indica a este diario Bardají. En esta misma situación también ha estado este verano Yoel Pérez Carrasco, que realizó las prácticas en Bermillo de Sayago (Zamora), un pueblo que a duras penas supera el millar de personas censadas.

Estos erasmus rurales se pueden llevar a cabo gracias al programa Campus Rural, del que forma parte la Universidad de Salamanca. Este verano se han adjudicado 21 becas de prácticas que han sido realizadas por estudiantes de la institución académica salmantina, según explica Alfredo Alonso Mostaza, administrador de Programas y Proyectos de Empleo en la Universidad de Salamanca.

«El objetivo que se persigue es que puedan completar su formación en el ámbito rural, en zonas con problemas de despoblación, residiendo en el mismo, conociéndolo en profundidad y conviviendo y colaborando con su gente, de modo que puedan verlo como un lugar de oportunidades para el desarrollo de su futuro profesional», añade Alfredo Alonso Mostaza.

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