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Los profesionales y representantes de la Enfermería de Castilla y León alertan de que la Comunidad se enfrenta a «un desafío sin precedentes debido a la inminente jubilación» de más de 2.000 enfermeras y enfermeros en cuestión de pocos años.
El Consejo de Colegios de Enfermería de Castilla y León habla de «situación alarmante que pone en riesgo la calidad asistencial» en los hospitales y centros de salud de la Comunidad.
Los datos que manejan los colegios de Enfermería indican que en Salamanca están actualmente trabajando 36 enfermeras con 65 años de edad, o más. Es decir, que en cualquier momento podrían decidir poner fin a su actividad profesional y jubilarse. Pero el dato que más inquieta es que por encima de los 60 años -y, posiblemente, en condiciones de prejubilarse cuando así lo deseen- hay 315 profesionales de Enfermería en Salamanca.
Frente a estos números, que son igualmente inquietantes en todas las provincias de Castilla y León, los líderes de la Enfermería regional hacen un llamamiento a «tomar medidas urgentes para garantizar el reemplazo generacional».
La presidenta del Colegio de Enfermería de Salamanca, María José García Romo, tiene una lectura algo más optimista y precisa que, a diferencia de lo difícil que es cubrir las jubilaciones en otras profesionales, la solución en provincias como la de Salamanca estaría al alcance de la mano. Es decir, el número de enfermeras que anualmente generan la Universidad de Salamanca y la Universidad Pontificia podrían cubrir las jubilaciones que se produzcan -no así la experiencia-, siempre y cuando se las retenga con unas condiciones atractivas.
«La previsión de jubilaciones es clara, pero el número de enfermeras que se incorporarán no se sabe. Sí que conocemos, más o menos, a partir de junio cuántas van a salir de la universidad, pero no sabemos a cuántas quieren contratar, o si ellas, en función de las condiciones, van a querer estar en Salamanca», aclara García Romo.
La presidenta de las enfermeras salmantinas destaca que «en cuestión de un año las condiciones han cambiado bastante, para mejor». «Se están ofreciendo contratos de nueve meses, o de seis más tres. Si eso se sigue manteniendo la cosa irá bien, pero aún así siempre habrá profesionales que salen de la carrera y tienen la idea de trabajar en una ciudad con playa, por ejemplo».
La sensación de las enfermeras es que Salamanca cuenta con la ventaja respecto a otras provincias de disponer dos facultades 'fabricando' enfermeras.
En números redondos, entre ambas universidades salen anualmente cerca de 130 enfermeras egresadas. «Con todas ella se cubriría de sobra las jubilaciones de Salamanca», afirman. María José García Romo recuerde que el Colegio Oficial estudia los porcentajes de egresadas que se quedan en Sacyl y las que se marchan a otras autonomías para confirmar que «ha aumentado el número de profesionales que se quedan», pero insisten en que persiguen una solución a largo plazo que, en su opinión, tiene dos frentes de actuación: «Por un lado, las universidades públicas deberían aumentar el número de plazas, aunque sea un proceso lento y progresivo. Por otra parte, la Administración debe apostar por fidelizar y mantener a la gente».
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