Salamanca es una ciudad con encanto. Y eso lo avala el gran patrimonio artístico con el que cuenta y que llama la atención de miles y miles de turistas que eligen pasear por sus calles pese al frío del invierno y al calor del verano. De todas las representaciones artísticas con las que cuenta la capital del Tormes, es común recordar en Navidad las que hacen referencia a estas fechas tan señaladas.
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En muchas de sus iglesias y en muchos de sus monumentos, la capital charra aguarda escenas navideñas, unidas a la liturgia. Diferentes imágenes como la del nacimiento de Jesús o la Epifanía, referida a la adoración que los Reyes Magos le hicieron al niño en Belén y que cuenta con una festividad celebrada por la Iglesia católica el 6 de enero, lucen en auténticos tesoros como la Catedral Vieja o la Iglesia de San Martín.
En este último, conocido como 'La capilla del aceite' porque se guardaba el que servía para alumbrar las lámparas de los altares, salmantinos y turistas pueden hallar una pintura mural sobre el sepulcro del obispo Rodrigo Díaz, en el que aparece representada la imagen en la que los Reyes de Oriente se postran ante Jesús. Tal y como apunta la Diócesis de Salamanca, de esta escena, hay que destacar curiosidades como, por ejemplo, que Melchor, nada más llegar, se retira la corona y que Baltasar no existe porque los Reyes se muestran con la piel blanca. En esta misma imagen, también se puede apreciar la estrella sobre sus cabezas y cómo Jesús aparece en brazos de su madre un poco crecido para ser recién nacido, además de que no hay rastro de San José.
Otro de los monumentos históricos de Salamanca que cuenta con una representación litúrgica es la Catedral Nueva. En su fachada, existen varios relieves, entre los que destacan el que representa la adoración de los pastores o el de la Epifanía de los Reyes Magos.
En el retablo mayor de la Catedral, también se puede observar una imagen que representa la resurreción de Jesús y, en la Sala Virgen de la Vega, se puede visualizar una representación que tiene como protagonistas a Cristo y a una samaritana, pintada al óleo sobre el estrado. Fuera de este escenario, hay que resaltar, por ejemplo, otra representación en la que la Virgen María sostiene al Niño Jesús, colocada detrás del altar.
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