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Martes, 27 de agosto 2019, 21:39
El arroyo del Zurguén es el único que aún es visible, pero no hace tanto que los pequeños afluentes del Tormes eran más numerosos. Los arroyos de los Milagros y Santo Domingo, el Regato del Anís o los que descendían desde La Platina y Pizarrales ... son otros de los riachuelos de los que disponía la ciudad y que han caído en el olvido bajo el pavimento de las calles. Desde este mes de septiembre, el Ayuntamiento se propone localizar todos estos recursos hídricos subterráneos para elaborar un mapa que permita reaprovecharlos en la construcción de una Salamanca más verde. Se trata de una de las acciones incluidas en el Plan de Infraestructura Verde, uno de los grandes compromisos del alcalde Carlos García Carbayo para este mandato.
En apenas unos días, los expertos del Área de Ingeniería Hidráulica del Departamento de Ingeniería Cartográfica y del Terreno de la Universidad de Salamanca comenzarán a realizar este estudio. Durante seis meses, hasta marzo aproximadamente, trabajarán recopilando la información hidrogeológica de la masa de agua subterránea del municipio para posteriormente realizar una interpretación sobre su extensión, geología, hidrodinámica, las captaciones y su interacción con infraestructuras existentes, y la interacción entre estos acuíferos y el río Tormes, según explicó ayer la concejala de Medio Ambiente, Miryam Rodríguez.
Pero, ¿para qué necesita el Ayuntamiento este plano de las aguas subterráneas? Una vez que disponga de toda la información, de un inventario de puntos de agua y conozca el funcionamiento hidrodinámico general, podrá plantear “la restauración ambiental” de la ciudad, aprovechando esos recursos hídricos para la plantación de grandes masas arbóreas que ayuden a mitigar el cambio climático, o sacar a la luz tramos de los antiguos cursos del agua para que ayuden a regar “microecosistemas” en el casco urbano. La iniciativa más inmediata del Plan de Infraestructura Verde quiere revitalizar precisamente el área de influencia de uno de los antiguos afluentes del Tormes, el arroyo de los Milagros. El Consistorio ha solicitado fondos a la Unión Europea para afrontar la intervención de seis millones de euros que implica reverdecer La Vaguada de la Palma, el Cerro de San Vicente, el solar de las desaparecidas pistas del Botánico y el antiguo jardín de las Adoratrices.
“El objetivo es descubrir los paisajes escondidos del agua como directriz de una nueva ecología de los espacios públicos, sustituyendo el diseño urbano convencional por un diseño más verde, más sostenible”, resaltaba este lunes el Ayuntamiento ante la inminente puesta en marcha del estudio de las aguas subterráneas. “De esta forma, se mejora el espacio físico y su atractivo social, mediante una interacción intensa entre la naturaleza y la ciudad construida, implicando a los ciudadanos en el proceso”, recalcaba la administración local ante un ambicioso proyecto para que en 2023 Salamanca sea más verde.
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