María José Lahera en el Casino de Salamanca instantes antes de un evento ALMEIDA

«Empecé a trabajar con 18 años y en aquel momento las mujeres no podían acceder a la banca»

La salmantina María José Lahera ha sido socia del Casino de Salamanca durante toda su vida y todavía participa en todas sus actividades. Pionera y admirada por muchos salmantinos, fue una de las primeras mujeres en acceder al sector de la banca: «Me gusta ir muy arreglada», confiesa

María Regadera

Salamanca

Domingo, 2 de marzo 2025, 23:06

La salmantina María José Lahera cumplió el pasado 21 de febrero cien años y lo hizo rodeada de sus grandes amigos del Casino de Salamanca. Socia desde que prácticamente tiene uso de razón, y una de las más veteranas, todavía participa cada día en todas las propuestas culturales y sociales de la institución.

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Nació en 1925 y ha vivido una vida plena plagada de anécdotas y marcada por sus apasionantes viajes, una de sus grandes aficiones. Lahera es querida y admirada por muchos salmantinos después de trabajar toda la vida en la banca, siendo una de las primeras mujeres de la ciudad en acceder a este sector. Ha vivido una Guerra Civil, una posguerra complicada, una pandemia e inumerables cambios sociales. Aunque no ha tenido hijos, presume orgullosa de ser tía de cuatro sobrinos.

Elegante y coqueta, la salmantina llega al Casino de Salamanca para ser entrevistada por este medio. Totalmente conjuntada, viste un traje fucsia que adereza con todo tipo de complementos. Se muestra humilde, pero también emocionada. «Empecé a trabajar con 18 años, pero entré al banco como telefonista, ya que en aquel momento las mujeres no podían acceder a la banca», explica. Lahera fue una mujer pionera que se hizo un hueco en 'un mundo de hombres'. Conocida popularmente como 'La señorita del banco Santander', fue durante años una de las dos únicas mujeres que trabajaban en la empresa. Además, durante su vida profesional no dudó en aprovechar todas las oportunidades de formación que le surgieron.

Amante de los pequeños placeres que regala la vida. Cada día se despierta, desayuna, se arregla a conciencia y se maquilla para salir a pasear. Toma el aperitivo en un bar de la plaza Mayor, siempre un mosto en copa, sin hielo y acompañado de una tapita de gambas rebozadas. «Me gusta ir bien arreglada, la imagen siempre es importante», confiesa.

No se pierde un evento en el Casino de Salamanca. Los socios y habituales de la institución disfrutan mucho de la compañía de Lahera y escuchan con atención sus vivencias y consejos. La salmantina, a la que algunos de ellos se refieren como una mujer «detallista y considerada», nunca olvida comprar una caja de pastas o perrunillas para ofrecerles en los actos sociales de la institución. «Se ha hecho acreedora del cariño de muchos de nosotros», asegura uno de los socios. «Mi tío fue uno de los antiguos administradores del Casino y siempre he sido socia. Me gusta venir, estar con los socios y poder comunicarme», confiesa Lahera.

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Muy creyente y con amigos de la talla del sacerdote dominico Fray Coello de Portugal, confiesa tener mucha devoción a la imagen de Santa Rita, «abogada de lo imposible», que se encuentra en el interior de la Iglesia de San Julián. Su fe le ha llevado también a tener una especial sensibilidad con los grandes olvidados de las sociedades. La salmantina llegó a adquirir viviendas en la ciudad para alojar a personas que se encontraban en «situaciones de necesidad». Pero si hay algo que ha marcado la vida de la salmantina, son los grandes viajes que ha realizado por todo el mundo. «He visitado Egipto, realicé una peregrinación a Roma y al Vaticano con los padres carmelitas, he viajado a Rusia y pasé un mes en Perú. Cuando viajé a Bulgaria, tuvimos un problema en el avión y conocimos a un diplomático español que nos ayudó. Estuvimos escribiéndonos postales muchos años después y llegó a visitar incluso Salamanca».

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