Borrar
Emilio Aragón.
Emilio Aragón estrena 'Godspell' en Salamanca: «Por muy mayor que te hagas en esta profesión, siempre estás aprendiendo algo»

Emilio Aragón estrena 'Godspell' en Salamanca: «Por muy mayor que te hagas en esta profesión, siempre estás aprendiendo algo»

El polifacético artista y empresario ha renovado junto a Antonio Banderas el histórico musical hippie que llega a Salamanca

Domingo, 30 de marzo 2025

Músico, presentador, humorista, productor, empresario... No hay actividad creativa que se le resista a Emilio Aragón (La Habana, 1959). El CAEMacoge el viernes 4 y sábado 5 de abril «Godspell. El musical», un proyecto de Aragón y Antonio Banderas estrenado en 2022 en el Teatro Soho Caixabank de Málaga y que trae a la actualidad el mensaje de amor y justicia del mítico espectáculo de los 70.

Antonio Banderas y usted tenían este musical grabado en su memoria emocional. ¿Cómo surgió el proyecto?

—En algún momento habíamos comentado que queríamos hacer algo juntos. Ycharlando tras la grabación del programa de «B.S.O» en Movistar en el que participó como invitado surgió la idea. Yo creo mucho en que la vida conspira cosas, como si se pusiera a tejer. Yo había hablado con mi familia que sería interesante hacer «Godspell», y de hecho mi hermana Rita estuvo en la primera compañía del espectáculo cuando se estrenó en España en 1973. Fue la primera comedia musical que vi cuando llegué a España, y años después la montamos entre unos amigos del barrio para interpretarla y recaudar fondos para un colegio. Allí estaba también mi amigo Antonio Vega. Así que charlando con Antonio Banderas se lo propuse y justamente me contestó:«Estoy firmando los derechos».

Era otoño de 2021 y ambos coincidieron en que el clima social era el adecuado para lanzar el mensaje de la obra.

—La guerra de Ucrania estaba entonces en plena efervescencia, acabábamos de salir de una pandemia... En fin, había una serie de cosas que nos rondaban a los dos, que tenían que ver con el momento que vivíamos y también con lo que vivimos hoy.

¿Cuál ha sido su principal desafío a la hora de adaptar el texto? Porque la sociedad española no es la de hace 50 años...

—No, pero por ejemplo cualquiera de las obras de Shakespeare, tanto «Otelo» como «Macbeth» o «Hamlet» cuentan historias absolutamente actuales. Con todos los casos que estamos viviendo de políticos y traiciones, se trataba solo de darle un barniz a la historia para traerla a la actualidad, utilizando herramientas que nos permitan conectar con el espectador desde otro lugar. En este sentido, la comedia musical es un género que a mí siempre me ha encantado. En el caso de «Godspell» hemos podido aderezarla con elementos de vodevil, magia, teatro de marionetas, teatro de sombras... Y sobre todo, desde el principio hemos intentado que no se perdiese el espíritu original de la obra, muy hippie y muy idealista. Y,honestamente, creo que ese espíritu está ahí. Luego hay otra cosa: antes estaba leyendo una entrevista a Stephen Graham, creador de esa magnífica serie, «Adolescencia». No sé si la ha visto.

Aún no, pero la tengo fichada.

—Pues se la recomiendo. Son cuatro capítulos hechos en plano secuencia que se ha tardado cinco meses en hacer. Y él destacaba la importancia del trabajo en equipo. En esto también yo rompo una lanza en favor de los actores por el trabajo que hicimos. Estuvimos dos meses encerrados ensayando. He tenido la fortuna de tener a diez actores y cantantes, y hay que decir que el musical es un género muy difícil:hay que adaptarse a una partitura que no se puede cambiar. El caso es que era una especie de ping pong: yo les lanzaba ideas y ellos me las replicaban pero mejoradas por diez. Es fantástico trabajar de esa manera. Otra de las complicaciones que presentaba la obra es que pasamos de la comedia al drama en cuestión de segundos. En las primeras funciones había que estar atentos para pulir aquí, acortar allá. Y cuando nos dimos cuenta de que el público conectaba donde nosotros queríamos, fue una muy buena noticia. No quiero hacer spoiler, pero hay también un momento en que rompemos la cuarta pared y hacemos un juego muy divertido. Ha sido un viaje muy interesante. Y, egoístamente, para mí muy enriquecedor, porque he aprendido muchísimo y el resultado está ahí en el escenario.

Entre las pocas cosas que le faltaba por hacer estaba escribir un libro y hace unos meses se aventuró en la literatura infantil con su primera novela «Telmo Lobo. El misterio del capitán».

—Le va a parecer cómico, pero fue mi nieta la que me dijo:'Bebo, estas historias que tú nos cuentas mientras cenamos las tienes que escribir en un libro». Yo llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de escribir una novela infantil, juvenil, como se quiera. Aquí abro paréntesis; esto de infantil-juvenil es muy tramposo. Yo escribí una novela que está dirigida al público en general, aunque luego las editoriales la vayan a etiquetar con «de 9 a 14 años» y tal. Pero yo le digo que los padres se van a divertir leyéndola porque yo he sido lector de Julio Verne, de Stevenson, de Enid Blyton, y al final uno destila lo que lee.

Así que en su proyecto literario también se ha dejado llevar, como en el caso de «Godspell». por una pulsión de su juventud.

—Sí, si. Es una novela de aventuras. Yo la tenía con el botón en off y mi nieta Aruca fue el detonante, la que apretó el 'on'. Me remangué, me puse a escribir y la verdad es que me he divertido mucho. De hecho, ya he entregado «Telmo Lobo 2» hace cinco o seis días».

Vaya, ha abierto la caja de pandora y ha nacido un escritor. Seguro que no van a a dejar de ocurrírsele más cosas...

—Soy un abuelo feliz y la buena noticia es que ya van a sacar la tercera edición del libro: el segundo saldrá , si todo va bien, en septiembre, octubre y ya estoy dando vueltas a Telmo Lobo 3 por si acaso. Cuando los periodistas me preguntan si me considero más esto o lo otro, con todas las cosas que he hecho, yo me siento un contador de historias, como puede ser usted o como mi amigo Matías Prats en su informativo. Otros lo hacen pintando cuadros, haciendo una canción, una película. Somos la única especie que necesita que nos cuenten historias, y yo creo que lo hacemos para conocernos, para intentar saber de dónde venimos y a dónde vamos.

Escribir para niños en una época en que las nuevas generaciones viven rodeados de pantallas es todo un reto. Se lo habrá planteado.

—Si, los padres tienen ese desafío, No sé qué hubiese sido de mi mujer y de mi si hubiésemos tenido que educar hoy a nuestros hijos entre tanta información. Yo como abuelo he intentado echar una mano para acercarles a la literatura. Y que entiendan que mientras que las películas de Hollywood ya traen en el paquete los decorados y los actores, aquí las caras, las voces y los escenarios los han de poner ellos con su imaginación.

¿Qué le está aportando esta experiencia como escritor?

—Sobre todo, la oportunidad de enfrentarme al papel en blanco, que es lo más maravilloso que existe, como la partitura en blanco. Y sobre todo, descubrir que por mayor que te hagas en esta profesión, siempre estás aprendiendo algo. Y que el ciclo creativo se repite: siempre es el mismo: las mismas dudas, ese momento en que no se te ocurre nada, esa travesía del desierto a veces... Es un viaje fantástico porque cuando llegas al destino, no va a ser el último. Sabes que te subirás en otro vagón y otro tren y que el viaje va a continuar.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Emilio Aragón estrena 'Godspell' en Salamanca: «Por muy mayor que te hagas en esta profesión, siempre estás aprendiendo algo»