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La modalidad del “Urbex” es una tendencia actual de exploración e investigación de lugares abandonados. Normalmente estos sitios se encuentran en zonas alejadas de los núcleos urbanos, zonas industriales u olvidadas. Los “investigadores” acceden a las construcciones sin forzar ni romper nada, tienen que respetar las cosas tal y como están y no pueden compartir las ubicaciones exactas, porque todas esas normas forman parte de las “reglas no escritas” de la exploración urbana. Sin embargo, acceder a una propiedad privada sin permiso del propietario es una actividad ilícita y la Guardia Civil advierte de que los autores del allanamiento pueden ser detenidos si los descubren en el momento.
El joven salmantino, Ángel Andrés Regalado, más conocido como “Hause” lleva varios años practicando esta afición extrema. “Empecé a explorar sitios abandonados cuando tenía 12 años en mi pueblo de Valencia. Cuando llegué a Salamanca con 15 años decidí seguir haciéndolo. Poco a poco lo he llevado a un nivel más profesional e incluso viajo a otras ciudades o fuera de España para conocer más lugares”, explica el urban explorer, término que define a estos exploradores de lo abandonado.
Las personas que practican esta modalidad se encargan de encontrar los sitios leyendo noticias o buscando en los mapas. Visitan todo tipo de lugares, como cárceles, monasterios o palacios. “Yo habré visitado cerca de 500 lugares, pero en Salamanca no hay muchos y los que hay, desgraciadamente los vandalizan. Las normas no nos permiten desvelar ubicaciones, peroen esta ciudad hay piscinas, iglesias o fábricas abandonadas”, cuenta Regalado.
El experto suele ir acompañado por si se cae o le ocurre algún percance. “Alguna vez he explorado yo solo, pero suelo ir acompañado de dos o tres amigos por si me sale algo, ellos son expertos localizadores. En ocasiones he pasado miedo, sobre todo al principio cuando me quedaba a dormir o la vez que vimos en un monasterio a una chica desnuda haciendo un ritual satánico rodeada de velas y cabras”, cuenta.
Muchos de estos investigadores van con su cámara para grabar todos los detalles de la expedición y, posteriormente, subir ese contenido a sus perfiles y compartirlo con sus seguidores en las redes sociales. “Hause” cuenta con un canal en YouTube llamado “Hause TV” con 21.900 suscriptores y un perfil de Instagram con casi 3.500 seguidores. “Al principio no sacaba fotos ni vídeos, siempre había querido crear contenido y no sabía de qué, hasta que me di cuenta que podía sacar partido de esto que no es conocido y que no lo hace todo el mundo. Todo lo que subo lo hago por hobby porque mi intención no es ganar dinero. Yo creo que a la gente le gustan mis vídeos porque les trasladan a un pasado que no conocieron, ven cómo eran las cosas en esa época y pueden viajar en el tiempo. Yo también cuento la historia de cada lugar después de estudiarla y contrastarla, porque nunca nos inventamos nada”, declara “Hause”.
El “Urbex” o la exploración urbana es una afición que practican algunas personas por gusto con el fin de visitar y explorar lugares abandonados.
La exploración se rige por cuatro reglas: las personas no ser vistas cuando entran en algún lugar, no romper nada, no robar ningún objeto y no compartir las ubicaciones exactas.
Acceder a una propiedad sin tener permiso del propietario es una actividad ilícita y se considera allanamiento de morada según el Código Penal. Las personas que lo practican asumen ciertos riesgos, como la posibilidad de ser descubiertos en plena ejecución por agentes de la Guardia Civil o acabar en el hospital. Además de que los propietarios puedan considerar que los urban explorer han ocasionado daños y por ello ser condenados a pagar esos desperfectos. Sin embargo, ellos piensan que no hacen daño a nadie porque no fuerzan nada y respetan las cosas tal y como están.
Ciertos creadores de contenido cuelgan imágenes y vídeos de estos sitios en sus redes sociales, para contar curiosidades de los mismos. Los seguidores puedan trasladarse al pasado y descubrir la verdadera historia de lo que ocurrió.
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