El viaje de sus vidas para los Erasmus salmantinos

Cuatro ambiciosos estudiantes de la Universidad Pontificia de Salamanca hicieron hace meses su maleta para embarcarse en lo que sería “el viaje de sus vidas”. Una experiencia Erasmus que les mantendría un tiempo lejos de los suyos y de su hogar, pero aprendiendo de nuevas culturas y creciendo infinitamente en lo personal. El objetivo: volver a casa siendo “un poco más adultos”, ¿lo conseguirán?

Álvaro, estudiante de Periodismo y CAV de quinto curso, cuenta su experiencia a este periódico desde la ciudad portuguesa de Aveiro. “Menos mal que me ha tocado esta opción, porque está siendo una de las experiencias de mi vida”. Dispuesto a desmentir un mito, asegura que el Erasmus no es solo ocio y borrachera: “En mi caso me están haciendo estudiar tanto o incluso más que en mi universidad de origen”.

Aveiro ha conseguido sacarle de su zona de confort: “Abres mucho más la mente y dejas de lado los miedos y prejuicios”, recalca. Por otro lado, reconoce que en ocasiones echa de menos a su familia y su hogar: “Te hace ser más adulto porque tú eres responsable de tus propios actos y de la vida que vas a llevar hasta que regreses”.

Comparando su ciudad con la universidad en la que ahora estudia, echa en falta más identidad de campus en las universidades salmantinas: “Aquí todas están en un mismo espacio y hay una verdadera identidad y sentimiento. En Salamanca están todas desperdigadas”. Después de lo vivido, y pensando en lo que aún le queda por vivir, quiere animar a todo el que este pensando realizarlo: “Cuando tengas esa oportunidad, no te vuelvas a tu país de origen diciendo ‘debería haber hecho esto o aquello’, exprime todo esto como si fuese un zumo”, concluyó.

Lucas, estudiante de Periodismo de tercer curso, regresó en diciembre de su Erasmus en Bélgica. Para él ha sido una experiencia necesaria: “Yo soy hijo único y había vivido siempre en Salamanca con mis padres. Enfrentarse a estar solo por primera vez es algo que cuesta mucho, pero que al final es un avance de cara a mi futura independencia”, asegura. Además de viajar y conocer otra cultura, ha tenido que esforzarse en su formación: “Personalmente, no me lo han puesto nada fácil”, reconoce.

Lucas ha experimentado un enorme crecimiento personal: “He echado de menos ver a mis padres y a mis amigos, un día cotidiano sin más. Te enseña a apreciar más las pequeñas cosas”. También compara Salamanca con la ciudad en la que ha vivido: “En nuestra ciudad la gente es más cercana y amable. Algo que he notado mucho ha sido la diferencia en el transporte público, en Bélgica es un gran punto a favor”. Para Lucas el Erasmus ha sido la experiencia de su vida: “Quería realizarlo desde que oí hablar de ello por primera vez, en mi caso personal me ha venido muy bien”.

María es estudiante de tercero de Publicidad y Marketing y está cursando su Erasmus en Roma, “la ciudad eterna”. Para ella su experiencia es la expresión máxima de la intensidad: “Conoces a gente increíble y te planteas cómo has podido vivir antes sin ellos en tu vida y sin vivir lo que vives. Se aprende muchísimo de ti mismo y sobre todo, de la vida”, reconoce. Aun así, tiene muy presente lo que dejó en Salamanca: “Yo forje mi vida universitaria allí, irte lejos siempre te hace darte cuenta de que lo que tienes antes de irte te gusta más de lo que pensabas”.

También ha notado el contraste de culturas: “Se percibe bastante, aunque se suele decir que son muy parecidas. Salamanca es más pequeña y familiar”, afirma. Concluye dando un consejo: “Hay que dejar los miedos y prejuicios de lado y estar predispuesto a conocer mundo”.

Y con la maleta llena de experiencias y el corazón latiendo más fuerte que nunca, regresarán a la ciudad que siempre les hizo sentirse vivos

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