Borrar
Diego Velasco junto a sus padres y su hermana pequeña en Disneyland
El testimonio de una familia salmantina con un hijo autista

El testimonio de una familia salmantina con un hijo autista

Al pequeño Diego Velasco le diagnosticaron autismo con poco más de 3 años

Domingo, 3 de abril 2022, 14:14

Autismo. Una palabra que hasta hace pocos años no se hablaba de ella y que si se hacía era en un término incorrecto, por ejemplo tratándolo como una enfermedad cuando no es así. El trastorno de espectro autista es una condición neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y dura toda la vida. Se trata de un proceso de origen neurobiológico en el que se implican principalmente causas genéticas y, en menor grado, procesos adquiridos prenatales o perinatales.

Esto es lo que sufre el pequeño Diego Velasco, de 11 años de edad. Con tan solo tres y unos meses ya comenzaron los diagnósticos. “Nos lo dijeron y fue un poco traumático en ese momento aunque fuera momentáneo. Había más incertidumbre que ahora y todas las noticias que te daban eran un palo, pero eso no nos aminoró para poder tener otro hijo aunque existía el riesgo de que también tuviera autismo. No fue así y estamos muy contentos del nacimiento de su hermana”, comenta su padre Javier Velasco.

Él comenzó en un colegio ordinario, pero con el paso de los años se vio obligado a cambiar al Centro Educativo La Cañada, especializado en este trastorno. En su clase están cinco personas y tiene todos los apoyos posibles, lleva su tablet para poder comunicarse porque es una persona que no habla nada y también tiene otro asistente personal para hacer diferentes actividades por la tarde como natación o atletismo y así intentar mejorar la comunicación. Tiene los recursos muy limitados e incluso en casa tampoco interactúa con su familia si no es por señas o a través de su tablet.

Diego empezó diciendo papá y mamá bien, pero poco a poco no avanzaba y llegó tal punto que dejó de hacerlo. Tras recorrer varios pediatras y a medida que pasaba el tiempo, en una revisión habitual llegó el diagnóstico. “En ese momento te toca cambiar el chip, cuando tienes un hijo te haces una idea en tu cabeza y te planteas unas cosas, pero te toca resetear y ver la realidad. A partir de ese principio cogimos fuerzas y había que salir adelante como fuera”, dice su padre.

“A quien más le cambió la vida fue a mi mujer. Nieves dejó el trabajo porque necesitaba más tiempo para Diego”

En el momento del diagnóstico le cambió la vida a toda la familia, pero sobre todo a su madre Nieves Benito, ya que tuvo que dejar su trabajo como abogada. “Es cierto que te cambia mucho la vida porque el punto de vista que tenías de Diego era otro y cualquier decisión que se toma a nivel familiar es diferente. Nieves tomó la decisión de dejar el trabajo porque necesitaba mucho más tiempo para centrarse en Diego y si queríamos tener un hijo más había que hacerlo”, comenta.

Diego tiene una hermana pequeña de 7 años y que ha tenido que ‘madurar’ a pasos agigantados, aunque el propio Javier Velasco confirma que también ha tenido sus celos: “Su hermana lo tiene muy asimilado, es muy pequeña pero va viendo cosas poco a poco y te pregunta. A día de hoy está muy integrada en todo y tiene mucha sensibilización con el tema. Es verdad que no deja de ser una niña de siete años y tiene sus celos porque en su momento le hemos dado más prioridad a Diego pero luego te das cuenta que ella se fija en esas cosas por lo que hay que intentar educarla también en ese ámbito para no generar más”.

Con el paso de los años el autismo se ha normalizado en la sociedad y poco a poco va siendo mayor la visibilidad que se le da a este trastorno. “Se va avanzando en diferentes aspectos, pero quedan muchas cosas en cuestión de apoyos o ayudas a la persona afectada y su entorno”, concluye Javier Velasco.

Sigues a Alejandro G. Blanco. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca El testimonio de una familia salmantina con un hijo autista