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Viernes, 29 de enero 2021, 15:56
En la provincia hay 155 personas con inmunidad frente al coronavirus. Se trata de todos los que hace una semana recibieron la segunda dosis de Pfizer y que, transcurridos siete días tras cumplir el ciclo de vacunación, se consideran protegidos frente al virus en un 95%, según los estudios presentados por la farmacéutica. Todos ellos estrenaron la campaña en Salamanca el pasado 30 de diciembre, cuando los equipos se trasladaron a las residencias para pinchar a usuarios y trabajadores. Entre ellos se encuentra Pilar Yagüe, un caso especialmente particular porque, además de ser una de las pocas que puede presumir de estar protegida contra el COVID, ya ha soplado 108 velas. Responde a las preguntas por teléfono —está prohibida la entrada de personal ajeno a los centros de mayores— mientras lee y hace crucigramas. “Ahora estoy haciendo una sopa de letras y me entretengo un poco, pero lo tengo que dejar porque la vista no me acompaña”.
Reconoce que “dentro de lo que cabe” se encuentra “bastante bien” y que la vacuna apenas le provocó efectos secundarios tras su administración. “No me hizo reacción al momento, a los dos días me descompuso un poco, pero se me pasó”. Con más de 100 años a sus espaldas ha vivido mucho, pero no ha perdido su capacidad de asombro por la habilidad del ser humano para desarrollar una vacuna en tan poco tiempo. “Estoy contenta de estar protegida contra el virus, es una seguridad, pero lo que me pase a mí ya no es importante, da más miedo lo que le pueda ocurrir a la gente más joven”, sostiene la mujer, como siempre más preocupada por los demás que por sí misma.
En la residencia la consideran “un alma buena”, con muy buen carácter y muy apegada a sus sobrinos. “Para ella cada día es un regalo y piensa más en los demás que en sí misma. Tiene mucha paz interior”, describe la trabajadora social de la residencia durante la conversación. En el centro se vacunaron los más de 140 residentes y los trabajadores. Mientras los mayores apenas han sufrido efectos secundarios, los trabajadores sí han tenido más secuelas. Desde dolor en el brazo del pinchazo, sobre todo tras la segunda dosis, a dolor de cabeza, dolor de tripa y muscular. “Estás mal un día pero la protección en principio te la llevas”, aseguran.
El primer día se vivió en el centro de Pilar como una auténtica fiesta, una residencia en la que hay más centenarias como ella que recibieron las dosis de Pfizer con algarabía, alguna centenaria incluso se pintó los labios, aunque luego sabía que se tenía que poner la mascarilla.
Antolín Martín fue una de las caras visibles del primer día de vacunación. La Administración regional distribuyó la fotografía del momento en el que le vacunaban como una de las primeras de la provincia, junto a otro usuario de la residencia San Rafael, en la que es director médico. Ahora se siente afortunado por haber cumplido el ciclo del tratamiento. “Tal y como están las cosas, me considero un privilegiado por haberme inmunizado, tengo confianza en que la vacuna funcione”, confiesa. No puede dejar de recordar lo mal que lo pasaron los centros de mayores durante la primera ola de la pandemia. “Ahora tenemos confianza de que aquello no vuelva a suceder”.
Aunque en otras residencias de la provincia se han detectado casos de usuarios contagiados entre una dosis y la otra, la de Antolín ha logrado protegerse del virus. “De momento seguimos muy bien, sin ningún positivo. Hoy hemos hecho los test semanales a los trabajadores y a los usuarios y no ha salido ninguno contagiado. Estamos contentos y, si la vacuna funciona, más todavía”, reconoce entusiasmado.
Cuando se vacunó por primera vez, Antolín animó a los ciudadanos a perder el miedo a las dosis. Era el mes de diciembre y entonces buena parte de la población prefería no vacunarse. Casi un mes después el escenario es completamente distinto. “Ahora ocurre completamente lo contrario de lo que se esperaba, entonces la población era reacia a la vacuna y en este momento hasta los que no deben quieren que les pinchen”, señala el director médico en relación a los que se han saltado los protocolos en España para acceder a las dosis.
Como en la residencia Colisée de Pilar Yagüe, en la San Rafael los usuarios apenas han sufrido efectos secundarios por la vacuna, aunque los trabajadores también la han notado más. “Yo tuve fiebre, que me duró un día o dos, además de dolor de cabeza y musculares, pero ninguno de los trabajadores ha tenido efectos severos”.
En su centro residencial se han vacunado 189 usuarios y casi 100 trabajadores, “y todos se encuentran en perfectas condiciones hasta ahora”, según Antolín. Pero a pesar de que ya estarían inmunizados, al menos durante seis meses según los últimos estudios publicados hasta el momento, las precauciones y medidas de seguridad en la residencia serán las mismas que hasta ahora. “Tal y como está la situación de los contagios en Salamanca, en las casas los mayores deberían hacer lo mismo”, recomienda el profesional.
Hasta nueva orden, los mayores seguirán en sus habitaciones, sin contacto con el exterior. “Seguiremos las recomendaciones del nivel 4 de riesgo, si mejoramos ya veremos a ver lo que hacemos”, subraya Antolín.
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