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En primer plano el sello de confianza que acredita el cumplimiento de las normas anti-COVID. ALMEIDA
El sello anti-COVID que triunfa en Salamanca

El sello anti-COVID que triunfa en Salamanca

332 tiendas tienen la acreditación de la Cámara de cumplimiento de la normativa

Domingo, 26 de julio 2020, 14:24

En Salamanca 332 establecimientos cuentan con el sello de confianza de la Cámara. La certificación avala que son espacios protegidos ante el COVID y que imponen las medidas sanitarias exigidas por la ley para evitar contagios. Pero muchos de los empresarios van más allá de la normativa para reforzar la seguridad con medidas complementarias. Existen dos sellos, uno del Consejo Regional de Cámaras y otro de la Cámara de Comercio de España, ambos gestionados por la entidad cameral salmantina.

El distintivo es una garantía de calidad en tiempos de pandemia y para adquirirlo el empresario tiene que firmar una declaración responsable en la que se compromete a realizar una limpieza de las instalaciones al menos dos medidas ya las conoce Antonia, que regenta una pequeña colchonería en la ciudad. Para ella no son nuevas. Las impulsó cuando abrió el establecimiento durante la cuarentena, cuando solo podía atender a los clientes con cita previa. “Nadie entra en la tienda si no se echa gel en las manos y no pasan sin mascarilla”, advierte la mujer. Desinfecta con alcohol las superficies y “especialmente” el suelo, además de los colchones del expositor, aunque los clientes no los hayan tocado. Haciendo de la necesidad virtud, habló durante el confinamiento con los comerciales para desarrollar una estrategia que permitiera a los clientes un gesto fundamental para su sector: probar los colchones. “Necesitábamos algo y pensamos en toallas desechables, que después los comerciales desarrollaron y ahora entregamos a todos los que llegan”, detalla Antonia.

La extienden sobre el colchón que quieren probar y después la recogen y la tiran ellos mismos para evitar contacto con otras personas. “Algunos directamente no quieren ni tumbarse, se fían de nuestro criterio”, añade la mujer.

Cristina Hernández es una de las empleadas de la Cámara encargada de verificar que los comercios cumplen con los requisitos. “Si no lo hacen, les retiramos el sello”, avisa, aunque por el momento no ha sido necesario. “Les solemos dar consejos como la colocación del gel desinfectante más cerca de la puerta de entrada o les resolvemos dudas sobre el aforo”, señala en relación a que los empresarios tienen muy interiorizada la necesidad de cumplir con la normativa, por la seguridad de los que les visitan, pero también por la de ellos mismos. Se han convertido en una especie de gestores anti-COVID, una barrera al coronavirus por la que tienen que pagar un precio alto. “Todavía no he abrazado a mi madre como Dios manda, sin mascarilla. Me gustaría, pero estamos todo el día con gente y me da miedo pegarle algo porque está dentro de la población de riesgo”, confiesa Antonia.

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