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Sábado, 11 de julio 2020, 23:16
La pandemia ha obligado a las empresas y autónomos de la hostelería a realizar un gran sacrificio económico. Durante meses han visto como las puertas de sus negocios estaban cerradas y sin generar ningún ingreso, solo gastos. Una situación que hacía pensar que podría acabar con el cierre definitivo de muchos de ellos. Sin embargo, la realidad es que han conseguido superar el primer embate del COVID-19 sin apenas ceses de negocios, aunque el verdadero reto se presenta ahora, con una crisis económica en marcha y sin que nadie sepa aún cuando se volverá a una relativa normalidad.
El registro de Castilla y León sobre actividades turísticas revela que en Salamanca la cifra de establecimientos para albergar turistas o relacionados con la restauración se mantiene o incluso experimenta un leve repunte en comparación con febrero. Por ejemplo, ahora hay un alojamiento hotelero menos que en febrero, antes de que se decretara el Estado de Alarma en el país, 269 por 270. Lo mismo sucede entre los establecimientos rurales, que han pasado de 561 a 560, mientras que el número de albergues crece de los 19 a los 20. Los otros alojamientos turísticos, principalmente viviendas, experimentan un aumento más significativo, con 12 negocios más a final de junio que en febrero.
En el sector de la restauración, la situación es parecida. Hay dos restaurantes más —716 por 714—, se mantienen los salones de banquetes y cafeterías y los bares registran un pequeño incremento, al pasar de 1.552 a 1.557. En cuanto a actividades turísticas, las empresas dedicadas al turismo activo aguantan, mientras que las agencias de viajes, de las más damnificadas por la pandemia, sí han visto como cerraba uno de los negocios.
Hay que recordar que para afrontar el primer golpe de la crisis, las empresas han contado con diferentes prestaciones públicas y acceso a créditos avalados por las administraciones, lo que les ha ayudado a sobrevivir estos meses. Las dudas del sector, sin embargo, están en lo que pueda suceder en los próximos meses. Si el verano continúa en niveles bajos de turismo y el virus no remite para recuperar una mayor normalidad, el recorte de ingresos durante tanto tiempo pondría en grave riesgo la viabilidad de los negocios.
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