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Jueves, 24 de marzo 2022, 19:34
Dentro del patrimonio salmantino rescatado recientemente se encuentra el mural de Capuchinos, que representa a San Fernando sosteniendo el plano de la Iglesia, un fresco de 9 por 9 metros, del siglo XVIII. La pintura fue realizada por el artista Juan Simón Blasco Sando y Topete para la capilla de la Tercera Orden de San Francisco, en la calle Ramón y Cajal, que se abre al culto los domingos y festivos a las 12:30 horas.
Además de San Fernando sosteniendo el plano de la iglesia, en segundo término se encuentra San Francisco, implorando la protección de la Virgen, y más arriba María lleva esa pretensión a los pies del Padre Eterno, que se muestra rodeado de gloria sobre un trono de nubes: otras figuras secundarias de vírgenes, mártires y serafines completan este cuadro”, según la memoria que elaboró el restaurador Carlos Ávila de la Torre, que recogió las palabras de Modesto Falcón en 1867 en “Salamanca Artística y Monumental”. Blasco Sande y Topete era un pintor fresquista activo en Salamanca de la última década del siglo XVIII. Su estilo sigue formas barrocas. De su obra conocida se desprende un marcado interés por el dibujo. Su graduación de los colores es habitualmente fría, en la gama de verdes y azulados. Sus figuras responden a un concepto de belleza convencional con gesticulaciones un tanto teatrales. Esta obra guarda cierta semejanza con la pintura del testero del coro del convento de San Esteban, de Palomino, realizado en 1713, según la memoria redactada por la Junta para restaurar el fresco en 2019.
También destaca en la iglesia de Capuchinos el Cristo de la Agonía, del escultor salmantino Bernardo Pérez de Robles, conocido como “El Indiano” por su estancia en Perú. El autor regaló la talla en 1671 a la Orden Tercera bajo el compromiso de que hicieran tañer la campana cada noche en recuerdo de la agonía de Cristo o cada vez que se rogara por un moribundo, como escriben Tomás González Blázquez y Rubén Martín Vaquero en “Parroquias, iglesias y capillas de Salamanca”.
El diseño de este templo, cuentan Tomás González Blázquez y Rubén Martín Vaquero en el libro “Parroquias, iglesias y capillas de Salamanca” editado por LA GACETA, se debe a fray Pascual de Castro, pero intervino también Andrés García de Quiñones y luego Gabilán Tomé, autor de la escultura del rey San Fernando, unificador de León y Castilla, que se encuentra en la fachada.
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