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Martes, 25 de enero 2022, 11:36
Profesor ayudante doctor de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Facultad de Educación de la Universidad de Salamanca, Santiago Sevilla ha sido uno de los diez finalistas de la última edición del premio al mejor docente universitario que concede ... la plataforma educativa Educa y Abanca. No es la primera vez que está entre los seleccionados, ya lo estuvo el año anterior, y es que los alumnos, que en buena medida son quienes proponen a los seleccionados, hablan maravillas de este profesor. “Es muy tranquilo, muy amable, incluso a ratos muy divertido. A la hora de explicar lo hace bien, le entiendes y siempre está muy atento a responder a las dudas que surjan. Al final de la clase, antes de terminar, pasa por todos los grupos y a cada uno le dedica el tiempo que haga falta. Estoy muy contenta con él”, reconoce una de sus estudiantes.
Lo curioso es que la formación inicial de este docente no fue en el ámbito de la educación, sino que estudió Psicología. Después se acercó a la enseñanza y le cautivó. Este curso, Santiago Sevilla imparte docencia en un grupo de 4º de Educación Infantil y otro de 3º de Educación Primaria. “Tengo la suerte de estar en Magisterio, un escenario amable para poder interactuar con los alumnos”, reconoce y asegura: “Lo que funciona es el modo taller, de manera que los alumnos aprenden el sentido de que lo aplican a los trabajos. En la Universidad, y en esta materia, no tiene mucho sentido el examen, sino que ellos sepan interpretar un texto porque una carencia que existe en general es que no se aprende interpretar; aprendemos a encontrar figuras y resumir argumentos, cosas que son objetivables, pero la parte subjetiva, que es la parte bonita de la Literatura, no se aprende y ese es mi objetivo: que adquieran un sentido crítico y a la hora de llevar la historia al aula no intenten que el alumno entienda el argumento, sino que le acerquen a qué le provoca ese relato, qué emociones le da”.
Con esa filosofía no es de extrañar que Santiago Sevilla afirme: “Si la Universidad no me obliga, yo no hago examen, es lo peor para todos. Creo que no tiene mucho sentido”, aunque entiende que en etapas educativas inferiores, como en el colegio, los exámenes formen parte del sistema, pero insiste en que siempre se tiene que intentar trasladar el sentido de lo que se enseña, ver lo que transmite. “Yo he dado clase en Secundaria y en realidad curso tras curso estás dando vueltas al mismo temario, así que hay tiempo, pero los alumnos no están acostumbrados a este modelo de docencia que busca la participación del estudiante”, lamenta. Eso sí, esa particular forma de enseñar no supone menos trabajo para el profesor, al contrario, este docente reconoce que se lleva más deberes a casa, pero insiste: “Es mucho más bonito trabajar de esta manera porque ves al alumno crecer. El primer día en una clase de 70 personas no se arranca nadie a hablar y luego lo van haciendo y ves su progresión, cómo escriben porque lo entienden”.
Madrid, lugar de origen
Natural de Madrid, donde se formó, Santiago Sevilla, de 37 años, estudió la licenciatura de Psicología, después hizo Teoría de la Literatura, una titulación de segundo ciclo, a continuación cursó un máster de Literatura y finalmente hizo el máster de Profesor de Educación Secundaria. La Universidad Internacional de La Rioja, el Centro Universitario Villanueva, la Universidad de Nebrija y varios centros educativos públicos en Castilla La Mancha forman parte del currículo de este profesor que llegó a Salamanca hace un par de años en busca de la estabilidad laboral. “Me presenté a plazas de varios sitios de España. En el caso de Salamanca no estaba muy animado a echar la solicitud porque da una puntuación por experiencia previa, pero me animó mi pareja. En un principio no gané la plaza, sin embargo, otra persona que consiguió dos plazas renunció a una de ellas y me la quedé yo”, recuerda con alegría pues ahora está feliz residiendo en la ciudad charra, de la que destaca la calidad de vida que ofrece.
Su pasión por la docencia es vocacional. “Empecé a dar clases, a participar en congresos y vi que transmitir me gustaba, que es algo con lo que disfruto, aunque quiero pensar que no dejé la Psicología del todo, pues ayudo a las personas a crecer y esas personas van expandiendo lo que aprenden”, comenta y añade una idea más para entender su particular visión de la educación, esa que le ha procurado estar entre los mejores docentes del país: “Como psicólogo uno cura, ayuda a alguien a arreglar problemas previos. En la educación lo que haces es promover la salud, das herramientas porque muchas veces sufrimos porque no sabemos expresarnos, no sabemos decir lo que sentimos... Si las alumnas a las que yo doy clase ahora ayudan a sus futuros estudiantes a que entiendan mejor la literatura, les ayudarán a que sean interiormente más ricos”.
Ambiente cordial
Cuando Santiago Sevilla llega al aula no se hace el silencio de forma inmediata, sus estudiantes, la mayor parte mujeres, van arrancando la clase con calma, sacan los ordenadores —pocas utilizan folios o bolígrafos— para repasar sus trabajos y tomar notas. Las alumnas van llegando con tranquilidad y este profesor no se inmuta, comienza a impartir su asignatura recordando los últimos contenidos a través del proyector. En el aula se respira un ambiente de cordialidad que favorece la participación. “Son clases bastante prácticas para aplicar la teoría y siempre es mucho más fácil entenderlo así. Al ser literatura si no lo ves plasmado, es más difícil”, señala minutos antes en el pasillo una joven y otra compañera añade: “Cuando habla nos hace reflexionar sobre lo que estamos haciendo para que lo veamos desde un punto de vista práctico”.
Cualquier alumno puede presentar al certamen a uno o varios docentes que admire por su buena praxis a los Premios Educa Abanca, en el caso de las etapas de educación infantil y primaria son las familias quienes realizan las propuestas. La primera vez que Santiago Sevilla estuvo nominado su candidatura partió de la Universidad de Alcalá, donde trabajaba a tiempo parcial, pero el pasado año surgió de los estudiantes de Educación de la Universidad de Salamanca. Al final, Santiago Sevilla quedó séptimo —hay 10 finalistas—. No descarta volver a estar entre los seleccionados en futuras ediciones, pero antes quiere conseguir un proyecto de investigación para poder aportar más méritos. En la actualidad es miembro del grupo de investigación reconocido de la Universidad de Salamanca Escritoras y personajes femeninos en la literatura, y director del congreso Internacional Las Desconocidas, además dirige las revistas científicas ‘Andrea’ y ‘Cálamo FASPE’, especializadas en identidad femenina.
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