El pequeño comercio, en aprietos por la bajada del IVA

Quejas y más quejas. Es lo que está generando la medida que el Gobierno de Pedro Sánchez ha aplicado a los productos de alimentación básicos y que entró en vigor el pasado domingo, 1 de enero. Ni una semana ha pasado y la bajada que, en teoría, productos como la leche, los huevos, el pan, el queso, las frutas, las verduras, las legumbres, los cereales, las patatas, las hortalizas o las harinas panificables deberían haber experimentado todavía no se ha dejado notar e incluso ha derivado en que su coste se haya visto disparado.

Mientras en las grandes superficies la eliminación del 4% en los productos más básicos apenas se ha notado, desde el pequeño comercio no paran de manifestarse quejas por las decenas de tenderos de barrio y hornos de pan que no han dispuesto de margen para repercutir esta bajada en sus precios en estos primeros días sin comprometer su caja.

Aplicar esta rebaja les pasa factura en el sentido de que deben asumir el coste fiscal extra derivado de los mayores tipos impositivos que estaban vigentes por el género adquirido en los últimos días de 2022. A ello, hay que sumarle el hecho de que los productos que el año pasado se adquirieron a un tipo más alto se estén vendiendo ahora al consumidor final con un tipo de IVA más bajo, lo cual les puede abocar a un foco de pérdidas.

Entre los efectos secundarios restantes, cabe destacar, además, que muchas tiendas han notado cómo con esta medida los precios se han disparado. “La fruta es en lo que más se está notando esta rebaja, pero hay otros productos que se han disparado como los huevos, la leche o la carne, que ni siquiera ahora se considera alimento básico”, aseguran algunos profesionales del pequeño comercio salmantino.

“En las tiendas pequeñas, a veces, hemos tenido algunos de los productos que se venden en las grandes superficies a un precio más barato y nadie ha querido comprarlos. En teoría, tendríamos que vender seis veces más y no lo hacemos. Tampoco lo haremos con esta medida”, asegura uno de los autónomos que, cada día, abre su quiosco en la capital. “Yo sí estoy cobrando el IVA, pero la realidad es que nadie se acuerda de nosotros. Al Gobierno le da lo mismo el pequeño comerciante y la mediana empresa”, recalca.

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