El mercado de Salamanca: este es el pescado con el precio más bajo de los últimos años

Si algo marca el mes de junio desde el punto de vista gastronómico es la llegada de las sardinas frescas, mes en el que tienen más grasa acumulada, lo que incrementa su sabor. Eso lo sabe bien Ángela, una gallega afincada en Salamanca que este pasado viernes esperaba su turno en la pescadería. “En mi tierra decimos por San Xoan a sardiña molla o pan (por San Juan la sardina moja el pan)”. Recupera de su memoria esos instantes en su Galicia natal degustando sardinas, donde los asados son casi una religión. “A la plancha están deliciosas, pero a la brasa están mucho mejor”, apunta.

Eduardo constata que esta semana es uno de los pescados más vendidos en su establecimiento. En función del calibre se pueden comprar a entre 5,9 y 9,9 euros el kilo, por debajo de las cotas de años anteriores. Los salmantinos tenían ayer tantas ganas de volver a probarlas que en muchas tiendas fue lo más demandado del día. “Vienen buenísimas, hoy la gente se las ha llevado por kilos”, apunta Sonia. “Muchos las compran para las barbacoas del fin de semana”, añade Javi mientras prepara un pedido.

Rosi, con años de profesión a sus espaldas, explica que los clientes pueden encontrarse con sardinas frescas, pero también congeladas. “Se diferencian en que las congeladas están más duras y tienen la zona de las branquias de color rojo. Son buenas, pero las frescas son mejores, desde luego”, advierte.

En cuanto a la carne, otra semana más mantiene su precio, mientras en la frutería sigue dejando perplejo a los profesionales el alto precio de los pimientos rojos y de los plátanos. Los primeros rozan en algunos establecimientos los 5 euros el kilo, 3 euros por encima de lo habitual, mientras que los plátanos continúan en 3,5 euros, casi 2 euros por encima. Por otro lado, ya empiezan a escasear las pocas variedades de fruta de invierno que aún quedan en los establecimientos. Es el caso de las naranjas y las mandarinas, que cada semana suben un poco más porque empiezan a escasear. En cambio bajan los precios de las frutas de verano, como la sandía, y de las hortalizas, al incrementarse la producción en Salamanca.

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