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Domingo, 31 de enero 2021, 18:07
Ubicada en los laboratorios del edificio Departamental de la Universidad y del Centro del Cáncer, la empresa Immunostep ha situado a Salamanca a la vanguardia de la investigación del COVID-19 con el desarrollo de un nuevo test de alta fiabilidad -superior al 98%, según aseguran-, que permite hacer un estudio más amplio de la respuesta inmunológica de una persona frente al virus. Los hospitales y clínicas privadas ya están utilizando el kit de diagnóstico que, además, probablemente se utilizará para validar los resultados de la primera vacuna española contra el coronavirus, la del equipo del investigador Mariano Esteban, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Precisamente, lo que hace diferente al test que ha producido Immunostep es la proteína utilizada para detectar los anticuerpos, la Mpro, más conocida como proteasa, que fue identificada por un grupo de investigadores del CSIC y que destaca por su alta sensibilidad, de forma que permite detectar tanto casos positivos en fases muy tempranas de la infección como en etapas tardías, identificando los anticuerpos producidos meses después de haber estado contagiado, al menos los 6 meses después que, según los estudios, está garantizada la inmunidad, aunque puede haber reinfecciones como se está comprobando. Esta eznima, explican desde la empresa, no es estructural del virus, sino que está fuera y se genera en el momento de la replicación viral, por lo que, aseguran, tiene una gran capacidad de activar el sistema inmunitario y por ello es tan útil para detectar la enfermedad y los anticuerpos que se generan.
De hecho, otra de las novedades de este test serológico es que, además de trabajar con una proteína que hasta ahora no se había utilizado en el diagnóstico, permite identificar la presencia, pero también la cantidad, de dos tipos de anticuerpos: IgG, que es la inmunoglobulina que se produce en etapas tardías del contagio y perdura varias semanas o meses; e IgA, que aparece cuando el virus se encuentra en las mucosas, por lo tanto en los primeros días de la infección, y que es una de las mejoras de este test porque la mayor parte de las pruebas serológicas aportan la IgG y la IgM (que es la que se genera días después del contagio cuando la infección está activa y puede ser evidente). El objetivo es incorporar próximamente la IgM a estos kits.
Es la alta sensibilidad de este test la que hace que sea el candidato idóneo para las pruebas de validación de la que, probablemente, será la primera vacuna con sello español. El equipo del CSIC que lidera Mariano Esteban está a un paso de comenzar los ensayos en humanos del antídoto que ha tenido una eficacia del 100% en ratones.
A la espera de que llegue ese momento, la empresa salmantina ya ha suscrito un acuerdo con Eurofins Megalab por el que su test de diagnóstico está accesible a todo el que esté interesado, tanto particulares como clínicas, aunque, recuerdan, la prueba tiene que ser analizada en un laboratorio. No es un test rápido como tal, pero lo cierto es que desde la extracción de la muestra hasta la obtención de los resultados solo son necesarias menos de dos horas.
El siguiente paso es avanzar en la identificación de cuatro antígenos a la vez utilizando la técnica de citometría de flujo en la que están especializados.
Tras el confinamiento domiciliario fueron muchos los ciudadanos que se hicieron test serológicos para saber si habían pasado el COVID-19. Entonces se comenzó a hablar de IgM e IgG, pero ¿qué significan esas siglas? Es la denominación de distintas inmunoglobulinas o anticuerpos que forman parte del sistema inmunológico. La IgA o inmunoglobulina A es la clase de anticuerpos predominante en las secreciones de las mucosas del organismo como saliva, lágrimas y secreciones respiratorias, de forma que se activa en los primeros momentos de la infección. La IgM indica que la persona está iniciando la respuesta la enfermedad y, por lo tanto, está contagiado en ese momento si es positiva. Y la IgG es la inmunoglobulina presente en los fluidos internos del cuerpo, como la sangre, el líquido cefalorraquídeo y el líquido peritoneal e informa durante meses de que un individuo ha pasado la enfermedad.
El precio de kit por parte de los laboratorios es de 520 euros y se pueden obtener 96 test, esto se traduce en que una persona tiene que pagar 60 euros por realizarse el test que tiene un formato Elisa, una técnica estándar de serología que se caracteriza por el tipo de reacción que está ligada a una ezima. No tiene nada que ver con una PCR, que sería biología molecular, sin ninguna relación con el estudio de los anticuerpos, tal y como explica Ricardo Jara. Ahora mismo los kits se venden con el anticuerpo IgA o IgG, aunque existe la posibilidad de adquirir los dos y en un futuro añadirá el IgM y nuevos kits por citometría con los que se podrán obtener más datos.
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