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Viernes, 24 de junio 2022, 12:03
Los pediatras de la Comunidad confirman que el problema de la obesidad infantil está alcanzando unos porcentajes alarmantes y en las consultas de Salamanca calculan que “en torno al 30% de los jóvenes en edad pediátrica están por encima, o muy por encima, del peso adecuado”.
“Las guía asistenciales de Medora incluyen un protocolo para la detección del sobrepeso y la obesidad, así como actividades de educación para la salud y la alimentación”, indica el pediatra salmantino José Martín Ruano. Desde Sacyl se está solicitando a las gerencias provinciales que intensifiquen esta vigilancia del sobrepeso infantil y que, una vez identificados los jóvenes con problemas, se les realice un mínimo de dos controles al año para analizar su evolución.
Se trata de ser mucho más insistente y contundentes con las familias de los menores que sufren graves problemas de sobrepeso.
Lo que se está detectando en las consultas de Pediatría es que “la pandemia ha hecho bastante daño” y explican que “durante mucho tiempo ha habido niños que dejaron de salir a la calle, que dejaron de hacer ejercicio físico y sus padres, porque se apenaban de ver a sus hijos en esa situación, les permitían jugar más con la videoconsola o le consentían algún capricho con la comida”.
El doctor Ruano estima que “más del 30% de los jóvenes tienen más peso del adecuado, pero el abordaje es complicado porque suele ser un problema más familiar que del propio niño”.
En este sentido, otros especialistas coinciden en que “no es el niño de cinco años el que va a comprar Coca-Cola, sino sus padres”. “Si en una casa compran mal, comen mal y hacen poco ejercicio, la probabilidad de desarrollar obesidad es muy alta”.
Si bien hay un porcentaje de niños obesos que pueden tener su causa en una alteración endocrina, la mayoría de casos son problemas adquiridos: “Cuando le preguntas a unos padres que por qué el niño tiene tanto peso tienden a responder que, en realidad, no come tanto, pero vamos haciendo un estudio detallado desde que empieza el día y te encuentras que a la leche le han echado cuatro cucharadas de cacao, ha desayunado con siete galletas de chocolate, en el recreo ha comido un dónut, la comida en casa ha sido con Coca Cola, entre horas ha picado un trozo de pizza y solo en lo que no es la comida habitual ha ingerido más de 2.000 calorías”.
José Ruano señala los ocho años como una edad crítica a partir de la cual se va haciendo más complicado revertir el problema. “Empieza el despegue de las hormonas y si en esa edad no se controla ya la alimentación, luego se va a complicar más”.
Las consecuencias de la obesidad infantil se pueden enfocar desde dos puntos de vista: “A largo plazo se va a traducir en hipertensión, hipercolesterolemia y diabetes”, apunta Ruano, mientras que a corto plazo “lo que más afecta es a la autoestima”. El hecho de no poder jugar al mismo nivel con el resto de niños, así como el riesgo de sufrir bullying hace que la obesidad infantil esté acompañada de consecuencias psicológicas. “En el plano físico también supone problema de espalda, articulares, pies planos...”, enumeran.
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