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Martes, 10 de agosto 2021, 12:33
Las llamas comenzaron hace aproximadamente 2.700 años en lo alto del Cerro de San Vicente, en la única zona de la ciudad que estaba habitada en aquel momento. Más concretamente en el interior de una casa de adobe levantada sobre otras construcciones anteriores realizadas con los mismo materiales. Todo apunta a que la ignición no fue casual, y una de las teorías que manejan los expertos del Servicio de Extinción de Incendios del Ayuntamiento de Salamanca es que no fue fortuito, sino que el incendio fue intencionado.
Pero, ¿por qué? Aunque no se descarta ningún “móvil”, ni siquiera los de carácter ritual, la hipótesis que parece más factible es que prender fuego a la vivienda de adobe puede formar parte de una técnica constructiva que en la Edad de Hierro utilizaban los primeros pobladores de Salamanca para consolidar y fortalecer el “barro” con el que levantaban sus cabañas. Pero, de momento, tan solo es una teoría.
Es bastante probable que el fuego se iniciase en el centro de la vivienda, donde se encontraba la placa del hogar, la zona reservada a la lumbre que calentaba la casa y que permitía cocinar a sus moradores. Pero no parece que se tratase de un accidente, apuntan tanto el arqueólogo municipal, Carlos Macarro, como el jefe de Bomberos de Salamanca y profesor asociado del Departamento de Construcción en la Escuela Politécnica Superior de Zamora de la Universidad de Salamanca, Damián Ramos.
Lógicamente no se trata de un suceso que urja esclarecer, sino de parte de la investigación arqueológica que, con el apoyo del Ayuntamiento de Salamanca y financiación del Plan de Investigación Científica y Técnica del Ministerio de Ciencia e Innovación, se está desarrollando en el antiguo poblado de la Edad de Hierro del Cerro de San Vicente. En ella, se ha pedido opinión a quienes mayor experiencia tienen en incendios y en descubrir su posible origen, los bomberos. Durante el trabajo de campo realizado el pasado junio en las cabañas del Parque Arqueológico en busca de restos que permitan estudiar cómo llegaban a los primeros salmantinos las influencias de las culturales mediterráneas orientales, se percibió que en las capas de ladrillos de adobe superpuestas a lo largo de varios siglos aparecían “costras” y “capas de ceniza”, y que las arcillas se habían fundido por acción de las llamas. Ante esos restos del primer fuego documentado de la capital del Tormes, se decidió comenzar a investigar.
Es cierto que se presupone que el riego de incendio en estas antiguas viviendas de hace 27 siglos era elevado porque sus cubiertas eran de materiales vegetales. Pero, según explica el arqueólogo municipal, Carlos Macarro, al margen de que los habitantes de aquellos poblados tenían ya “bastante control” del fuego, se ha detectado “un reparto homogéneo de la intensidad del calor” en todos los puntos de la vivienda como si el fuego estuviese muy medido con algún fin.
No parece, por tanto, un suceso puntual. Aunque aún queda mucho por investigar, las primeras hipótesis apuntan a una técnica constructiva para dar mayor vigor a los muros de adobe que los primeros salmantinos levantaban sobre los restos de las viviendas de sus antepasados. Pero, la investigación sobre este primer incendio intencionado que está documentado en la ciudad de Salamanca aún debe continuar.
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