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Jueves, 30 de septiembre 2021, 11:27
Los problemas de abastecimiento a nivel internacional de semiconductores, más conocidos como microchips, está afectando más de lo que podía pensarse a las empresas salmantinas. Además de al sector del automóvil, el más conocido, hay otras industrias y negocios que se están viendo perjudicados por la escasez de chips, claves en casi cualquier producto que incorpore componentes electrónicos.
Los efectos ya son evidentes. En algunos casos, el ritmo de fabricación ha tenido que disminuir, hay proyectos paralizados, entregas a clientes que se alargan durante meses, cuando antes solo tardaban una o dos semanas, y un incremento de los precios de los semiconductores.
“No hemos parado, pero hemos tenido que reprogramar la actividad y ralentizar la fabricación”, afirma Juan Manuel Rincón, de Hermanos Julian M, dedicada a la fabricación de radiadores y otros artículos relacionados con la calefacción. “Estamos salvando la situación milagrosamente, con la llegada de entregas a últimísima hora”, reconoce. Advierte, eso sí, de que la ausencia de microchips ha provocado que los costes de estos artículos se haya disparado, de costar apenas unos pocos céntimos a llegar a valer hasta 15 euros. “Ahora se subastan”, indica.
El ritmo de trabajo también se ha visto trastocado en otros sectores, ya que dependen de los semiconductores para llevar a cabo proyectos. Fernando Sánchez, de Gamo Energía, dedicada a la instalación de placas solares, pone de ejemplo que una de sus instalaciones lleva paralizada un mes y no la pueden entregar porque falta una pieza que lleva microchip. “El suministro de inversores es lo que más está afectando”, explica.
Los problemas en las entregas perjudican también a los instaladores de telecomunicaciones. “En nuestro caso se nota en los componentes de mayor demanda y de cierta complejidad, porque se ha agotado el stock que tenían los proveedores y tardan en llegar de Asia”, señala Antonio Mateos, presidente de la asociación provincial del sector.
Una situación que también sufre Antonio Revilla, de Alcar, dedicada a la venta de componentes electrónicos. “Lo que antes podían tardar en servirte 4 o 5 días, o como mucho 10, ahora los proveedores no te lo sirven antes de dos o tres meses”, indica. Las dificultades de suministro se dan en determinados artículos y modelos como adaptadores, auriculares o componentes para amplificadores de antena.
En el caso de la automoción, la falta de semiconductores ha paralizado la actividad de muchas fábricas en España, problema que se ha trasladado a los concesionarios. El ritmo de venta de vehículos ha descendido —un 17% menos en el acumulado del año en Salamanca— y el periodo medio de entregas se ha elevado a entre 3 y 4 meses.
La escasez de microchips en el mercado responde a varias causas. La principal es que, tras pasar lo peor de la pandemia, la demanda internacional de estos componentes se ha disparado. Las fábricas se concentran en Asia, donde muchas han estado paradas o trabajando a un ritmo inferior al habitual por la covid, a lo que se ha sumado el incendio de las instalaciones de uno de los mayores proveedores chinos. Dificultades que se completan por la falta de contenedores y buques con los que transportarlos a Europa.
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