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El coronel jefe del Regimiento de Especialidades de Ingenieros número 11, Ignacio Javier García López, dará este lunes el relevo al teniente coronel Luis Fernando Allúe tras dos años al frente de los militares salmantinos. La pandemia, la intervención para Filomena o el incendio de Monsagro han sido solo algunas de las acciones más llamativas que ha dirigido.
¿Qué balance hace al frente del Regimiento de Ingenieros nº 11?
—Muy positivo. Estamos hablando de una unidad con unas capacidades únicas dentro del Ejército de Tierra. Hemos alcanzado prácticamente un 100% de cobertura de plantilla con gente muy motivada y muy preparada que ha sabido actuar con una gran respuesta a todas las exigencias que nos ha puesto desde la naturaleza, como puede ser Filomena o el incendio de Monsagro, a la pandemia. Ha sido de una eficiencia y profesionalidad espectacular. No puedo más que sentirme satisfecho y plenamente orgulloso, tanto como persona, como jefe de los ingenieros que he tenido el honor de mandar durante estos dos años.
El papel del Regimiento fue clave en Filomena sobre todo para liberar el aeropuerto. ¿Cómo se responde a esa emergencia?
—En Filomena la respuesta fue, por supuesto, espectacular, ya que nos plantamos en Madrid en un plazo extraordinariamente corto y resolvimos los problemas con los medios que teníamos a nuestra disposición. Por ejemplo, limpiamos la T4 de Barajas que fue la misión más fuerte que tuvo este Regimiento de una forma bastante rápida e incluso ayudamos en otras misiones más pequeñas. En Monsagro, también lo hicimos así con apoyo en máquinas a la Unidad Militar de Emergencias en Zamora, Guadalajara o Ávila.
Con la pandemia se enfrentaron a una labor completamente nueva con los rastreos. ¿Cómo vivieron ese periodo?
—Hicimos un rastreo de 100.660 contactos de los que localizamos al 93,7% en una labor ingente. Nosotros colaboramos con 56 efectivos que durante prácticamente año y medio estuvieron haciendo labores de seguimiento en Salamanca, Zamora y Ávila. Han sido soldados voluntarios que no tenían una formación previa más que la que dio la Junta de Castilla y León. También hicimos labores de desinfección y participamos en 20 misiones de apoyo, montaje, instalación y ampliación en los hospitales de IFEMA, Segovia, Gregorio Marañón de Madrid, el Gómez Ulla, también de Madrid y el Hospital provisional de Sabadell en Barcelona. También colaboramos con la vacunación. Fue una labor muy exigente, sobre todo en los picos de las diversas olas de la pandemia. Cuando yo llego hubo un pico muy importante de contagios y fue un trabajo muy duro, pero reconfortante, en lo personal. Yo me acuerdo que me acercaba a la sala y los soldados seguían y querían terminar los listados. No se querían ir.
¿Cómo se está modernizando el Regimiento de Ingenieros y se está adaptando?
—Las Fuerzas Armadas estamos inmersos en un proyecto de modernización en todos los aspectos: personal, material, experimentación. Durante estos dos años hemos hecho importantes pruebas de material novedoso: vehículos de reconocimiento remoto, trabajo con maquinaria de levantamiento topográfico. Llevamos años trabajando con exoesqueletos para el movimiento. Entre los seminarios que hemos realizado destaca el que hicimos en 2021 con las tecnologías más importantes de posibles aplicaciones militares, en las que destacaba la construcción aditiva: impresión en 3D de edificios. Esta tecnología es muy importante también con la impresión de piezas de repuesto, campamentos con huella de carbono cero o potabilizadoras de agua de poco tamaño cuya generación de energía es con la luz solar.
Si la participación del Regimiento en España ha sido importante, su presencia en el exterior ha estado en todas las misiones
—Este Regimiento ha participado en todas las misiones internacionales en las que ha estado España. La única que nos faltaba por participar y que ya estamos en ella es en la campaña antártica. Hemos trabajado en multitud de países en los cinco continentes en misiones muy largas y difíciles. Hay que tener en cuenta que la base del Líbano la montó personal del mando de Ingenieros o las bases, que ya no están en Afganistán e Irak. Toda esa preparación y excelencia para que puedan ir al exterior requiere de un entrenamiento y eso es clave.
¿Qué grado de cobertura de plantilla hay en el Regimiento?
—Actualmente estamos cercanos al 100%. Tenemos 882 efectivos, de los que 152 se han incorporado en los últimos dos años. Cada vez vienen mejor preparados y hemos rejuvenecido la edad del personal en los últimos dos años de 34 a 32 años. Tienen una calidad profesional y humana soberbias. Y eso es muy importante. No solo vienen bien preparados, sino que aquí se les prepara mejor. La prueba de que vamos por el buen camino es que cuando el personal de tropa cumple la edad de los 45 años, el 100% encuentra inmediatamente trabajo.
Participaron en una misión en Toledo relacionada con el adiestramiento de soldados ucranianos, ¿cuál fue su papel?
—Estuvimos prácticamente un mes del 24 de octubre al 25 de noviembre adaptando unas instalaciones de la Academia de Infantería de Toledo para la formación de soldados ucranianos. Nos llamaron e inmediatamente hicimos el reconocimiento básico y desplegamos una unidad. Se han realizado todo tipo de obras y mejoras en tiempo récord para que todo estuviese listo para la instrucción. No es más que un ejemplo de que siempre estamos listos para lo que nos ordenen. Se realizó de la manera más rápida posible.
¿Qué consejo le daría a su sucesor?
—Yo no doy consejos. No me gusta. Yo hago propuestas. Que continúe en la misma labor e intente mejorar siempre la calidad de vida de la gente. Eso es fundamental y que las unidades estén cohesionadas.
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