El bombero diseñador del parque salmantino que empezó a apagar fuegos en los 60

Con paso lento, entra en el parque de Bomberos del Ayuntamiento de Salamanca. Cruza el patio y avanza por el largo pasillo que le dirige al salón donde le rendirán homenaje. Mientras lo hace, no pierde detalle y va comentando junto a su esposa todas y cada una de las estancias que va dejando atrás. Se conoce el edificio como la palma de su mano y con orgullo pronuncia: “Objetivo cumplido”. Miguel Rodríguez fue el encargado de diseñar el actual parque de Bomberos, una labor a la que se dedicó en cuerpo y alma y gracias a la cual Salamanca puede afirmar que tiene “el mejor centro de bomberos de Castilla y León y la mejor escuela de formación” de la región, como ayer indicó el alcalde, Carlos García Carbayo.

Miguel Rodríguez, con 83 años, fue esta semana el gran protagonista de la fiesta de los Bomberos, que este martes honraron a su patrón, San Juan de Dios. Actualmente, es el miembro con el ingreso más antiguo en el servicio, algo que realizó ni más ni menos que el 27 de mayo de 1963. “El Cuerpo de Bomberos fue parte principal de mi vida durante más de 40 años y lo hice lo mejor que supe. Mi ilusión fue lograr un parque digno para Salamanca y creo haberlo conseguido”, dijo en un breve discurso. Así, en una conversación mantenida minutos antes con LA GACETA, explicó que asumió la dirección técnica y ejecutiva del proyecto después de ir al anterior parque, en la avenida de Campoamor, y ver que aquello “era un desastre enorme”. Tras mucho esfuerzo, el edificio fue inaugurado en mayo de 1995 y en él ayer Miguel Rodríguez hacía balance de su trayectoria. “Teníamos 1.500 actuaciones al año y cada una era diferente a la otra. Recuerdo por ejemplo el incendio en el Coliseum (1970). Por aquel entonces yo vivía enfrente, en Espoz y Mina, y dejé de comer para acudir inmediatamente a la llamada de mis compañeros. Ardió mucho”.

De aquellos tiempos a ahora han cambiado muchas cosas, sobre todo en lo que a medios se refiere. Así lo explican los bomberos ya jubilados Isaac Moreira y Manuel Agustín Sánchez. “Antes íbamos con una especie de mascarilla como la de los pintores, con filtros y sin gafas y sin nada. Trabajábamos con un pantalón tipo mono y una camisa normal y corriente. Había únicamente una botella de oxígeno pequeñita que se llevaba en el vehículo de intervención y que utilizaba únicamente el cabo. Ya luego el resto de bomberos entraba como podía. Ahora hay unos equipos impresionantes”, apuntan. “Por ejemplo ahora en las prácticas se prima mucho la seguridad. Recuerdo que cuando empezamos nos tirábamos desde la torre vieja del parque de Campoamor con una cuerda que si se salía del cinturón te quemaba. Antes te tirabas un poco al vacío y ahora es todo seguridad, donde arriesgas más es en la intervención real”, apostilla Manuel Agustín.

Sin embargo, con más o menos medios, hay cosas que no cambiarán por mucho que pasen los años. “Cada intervención es diferente. No hay ninguna igual y a pesar de los protocolos siempre llegas y pasa algo. Pero las intervenciones con niños pequeños siempre te tocan. Niños que se pillan el brazo con un ascensor, con una puerta, incendios... Son complicadas”, reconocen.

En definitiva, toda una vida dedicada a cuidar de los demás con la que el colectivo ha conseguido, como mencionó Carlos García Carbayo, ser el mejor servicio valorado por los ciudadanos. “Salamanca es una ciudad segura y cuando hay que intervenir se hace de manera “rápida y eficaz”, aseguró.

Jubilados en 2019

Roberto Martín, Francisco Manso, Manuel Blázquez, Antonio Pérez y Victoriano Herrero.

Jubilados en 2020

Manuel Pérez, Juan Manuel Blanco, Manuel Agustín Sánchez, Luciano Blanco, Alfredo Sánchez, Ángel Rebollo, Fabián Marcos y Miguel Prieto.

Jubilados en 2021 y 2022

Ángel Benito, Marcelino García y José Ángel San Antonio.

Reconocimientos especiales

Ernesto de Vega Sáenz y Delfín Franco fueron homenajeados en el acto por sus 25 años en activo. También Miguel Rodríguez por ser el miembro con el ingreso más antiguo en el servicio; y Santiago Pierna por ser el bombero de mayor edad.

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