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Jueves, 6 de agosto 2020, 23:04
María Martín Iglesias, de Cambrón, no conoció a su padre cuando hasta los tres años, cuando él regresó de la guerra. La vida la obligó a pasar muchas horas hincada de rodillas en el río lavando la ropa de toda la familia. Su historia está unida a Las Hurdes, una comarca histórica al norte de la provincia de Cáceres. ‘Mujer de armas tomar’, Charo Cestero Velaz, de Nuñomoral, conoció la pobreza y el lujo, la cofia y el huerto, su imagen sentada a la puerta de su casa es una de las fotografías realizadas por José Benito Ruiz a iniciativa de la asociación cultural AlmaHurdes, y con el apoyo de la Diputación provincial de Cáceres, que dan vida a la muestra “Las Hurdes: Tierra de Mujeres”, abierta en el patio de La Salina de Salamanca hasta el día 30 de agosto. El objetivo: reconocer la tarea insustituible de la mujer hurdana, cuyo tesón ha contribuido decisivamente a la pervivencia de la comarca, según destacó ayer Jesús María Santos, representante de la asociación de Las Hurdes.
Felicidad Martín de Cáceres (Pinofranqueado), Rosario Martín Domínguez (El Gasco), Gudalupe Gómez Vázquez (Robledo), Emiliana Martín Hernández (Horcajo) y Esperanza Martín Martín (Las Mestas) hablan con sus miradas, son testimonios en muchas ocasiones duros de guerra, pobreza y orfandad, aunque también de momentos felices, que, en conjunto, reflejan el tesón de estas mujeres y también su apego a una tierra en ocasiones hostil, como reconoció Jesús María Santos en la presentación de la exposición con el diputado de Cultura, David Mingo, y la hija de una de las protagonistas, Mar Marcos.
“Es una muestra humana”, comentó Mingo y explicó que la exposición se acompaña de un libro que recoge en detalle la historia narrada por estas féminas de entre 70 y 100 años. En este sentido, el representante de la asociación AlmaHurdes invitó a quienes recorran la exhibición a emocionarse con este paseo por una comarca histórica. “Sin sus mujeres, Las Hurdes no existirían”, aseguró Jesús María Santos e insistió en el gran esfuerzo que han llevado a cabo todas y cada una de las mujeres que forman parte de la exposición. “La dignidad se ve en sus miradas”, apuntó. Y es que, como recordaron, estas mujeres cuidaron a sus hijos mientras atendían los huertos y el ganado, hacían carbón y protegían a sus mayores.
Esperanza Martín conoció la pobreza, luego, según reconoce en su relato, la vida le deparó momentos afortunados, pero nunca renunció al esfuerzo, tampoco ahora, aunque la artrosis trate de doblegarla. Asegura que cada persona tiene un nombre que la identifica, por algo ella se llama Esperanza. Su hija, Mar Marcos, no podía estar ayer más emocionada. “Me siento orgullosa de ser mujer y de Las Hurdes y de ser hija de mi madre que me ha enseñado a amar con mayúsculas”, comentó e incidió en que la publicación que acompaña a la muestra “es un legado precioso para los nietos”. Así lo cree su madre, a la que calificó como “muy luchadora”.
A lo largo de todo el mes, la Diputación se suma a este homenaje a Las Hurdes, región con la que la provincia de Salamanca está hermanada, con la exposición de la que ya se puede disfrutar en el patio de La Salina.
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