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La familia al completo disfrutando de la merienda.

El ajetreo diario con el que vive una familia numerosa

Víctor y Marta tienen cuatro hijos y ello, sobre todo en septiembre, requiere organización. La disparada cesta de la compra, el desembolso de libros y la adaptación de los nuevos horarios, las claves

Martes, 27 de septiembre 2022, 16:55

En la casa de los Cambre-Sánchez el aburrimiento no existe. Cuatro niños de 3, 6, 11 y 13 no lo permiten. Se suele hablar mucho de la cuesta de enero, pero la de septiembre no se queda atrás. El regreso de las vacaciones viene marcado por los gastos realizados durante el verano y los que acarrea la vuelta al cole, a los que hay que sumar la adecuación de los nuevos horarios de clase y las actividades extraescolares. “Todo se multiplica por cuatro. No sé las veces que me cambio de ropa al día”.

La que habla es la salmantina Marta Sánchez. Junto a su marido, Víctor Cambre, decidieron formar una familia numerosa. “Han ido viniendo”, dice con una sonrisa. Son padres de David (13 años), Sara (11), Javier (6) y la pequeña María (3). “Nuestro día a día es muy atareado y septiembre es un mes complicado”, asegura Marta.

El primer despertador suena a las 07:15 horas. “El mayor va a segundo de ESO y entra a las 08:15 de la mañana. Él y su padre son los primeros en levantarse, pero David va solo a clase. Cuando él sale de casa nos levantamos el resto. Hay que prepararles para ir al colegio, poner uniformes, dar el desayuno y llevarles”. A partir de ese momento, cada día es diferente. “Yo soy profesora de secundaria interina. Ahora mismo no estoy trabajando, estoy esperando a que me llamen, cosa que agradezco estas primeras semanas. Víctor es programador informático y teletrabaja, lo que también ayuda”.

Al respecto, Marta explica que al tradicional ajetreo de horarios, este año se ha sumado que la pequeña de la casa, María, ha estado con el periodo de adaptación en Infantil. “Es un auténtico jaleo porque van dos horas, vuelve a casa, luego tengo que ir a por los otros dos... No paramos, la verdad”, reconoce. “Además ahora en octubre están las extraescolares. Ahí sí tenemos que tirar de los abuelos para que nos echen una mano. Los tres mayores van a la Escuela Pública de Música Municipal y David además hace artes marciales y va una vez a la semana a la Facultad de Matemáticas, pues está en un programa de proyecto de detección y tratamiento del talento matemático precoz”.

Con tanta entrada y salida, la organización es fundamental. “Comer ya comemos todos lo mismo. Lo que está encima de la mesa es lo que se come. Unos más y otros menos. Lo que hacemos es dejarlo preparado o bien por las noches o los fines de semana”.

Pero no solo los adultos enseñan a los menores y tanto Víctor como Marta han aprendido a saber delegar en sus hijos. “Son cuatro. Yo no puedo estar encima de ellos como si solo tuviera un hijo para hacer los deberes. Ellos los hacen solos. Te preocupas de si los han hecho y le ayudo en lo que necesiten pero en ese sentido los dejamos bastante autónomos”.

Madrugones, prisas, un coche adaptado a las necesidades, ropa que planchar, habitaciones que colocar... Pero si hay algo que esta familia ha notado este mes es la inflación. “Está todo carísimo. Antes si nos gastábamos 100 euros a la semana en un determinado supermercado, ahora lo que intentamos es comprar aquellos productos que han subido demasiado, como la lecha o la fruta, en pequeños comercios donde están más baratos”, añade Marta. Y es que, aunque afortunadamente nunca han tenido problemas económicos, ser seis en casa les obliga a llevar un determinado control. “Por ejemplo este año no hemos tenido la ayuda de los libros y hemos pagado en total de 1.050 euros solo en libros de texto. A parte van unas licencias de Google, de la plataforma control parental”, dice Víctor.

Precisamente por eso, durante el verano las vacaciones son miradas con lupa. “Hemos ido a un apartamento a la playa. Hace mucho que no hacemos viajes muy costosos”, cuenta Marta. “También lo que hacemos es irnos mucho al pueblo, en Ávila, porque allí los niños están fenomenal: entran, salen, juegan...”, relata Víctor. De igual manera, el ocio en una familia numerosa es muy diferente. “A comer salimos muy poco. Es verdad que en verano hemos salido más. Lo que solemos hacer es pedir, pero a restaurantes menos. De todas formas también lo hacemos porque en Salamanca no hay muchos restaurantes donde luego los niños disfruten, porque no están adaptados. No hay zonas de juegos o algo así, y quietos no duran nada”, indica Marta Sánchez.

Pese a estos pequeños ‘inconvenientes’, en la casa de los Cambre-Sánchez se respira felicidad. “Como son dos mayores y dos pequeños se llevan muy bien. Javier y María siguen jugando muchísimo juntos, aunque también de vez en cuando discuten por algún juguete. No sabemos lo que es el aburrimiento”, concluye esta ‘súper mamá’ entre risas.

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