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Bombardeo a principios de este año en Kiev, capital de Ucrania.
Dos años de guerra en Ucrania: así dejar Salamanca y volver a clase entre bombas

Dos años de guerra en Ucrania: así dejar Salamanca y volver a clase entre bombas

Dos años después del inicio de la guerra, varios ucranianos acogidos en Salamanca volvieron a casa para unirse a los que se quedaron. Kirylo y Mykita han vuelto a la escuela en Kiev pese a que gran parte del tiempo lo pasan en los refugios

Ángel Benito

Salamanca

Domingo, 25 de febrero 2024, 11:05

Entre los meses de abril y mayo de 2022 llegaron a Salamanca. En sus escasas maletas arrastraban la memoria de los que habían dejado atrás mientras los recuerdos de las bombas no dejaban de resonar en sus oídos. Cruz Roja acogió a 32 familias (66 personas) en un recurso de emergencia habilitado en una residencia salmantina donde por fin pudieron descansar tras un largo viaje.

El centro se mantuvo abierto hasta noviembre de 2022 y cada uno inicio su propio camino: 12 familias se quedaron en Salamanca, mientras que otras optaron por regresar a Ucrania, pese a la situación, o ir a países donde la barrera idiomática no les impidiera progresar. Dos años después, la organización salmantina mantiene contacto con todos aquellos refugiados. ¿Qué fue de ellos?

Entre los que optaron por regresar a Kiev estaba Tetiana junto a sus dos hijos Kyrilo y Mykyta. La principal razón del regreso fue que su esposo y el padre de sus hijos se había quedado en la capital ucraniana. «Aunque los niños asisten a la escuela, se ven obligados a pasar mucho tiempo en refugios debido a los constantes bombardeos sobre la ciudad», detalla a través de la traductora Yulia Cheremnykh que les hizo de intérprete durante su tiempo en Salamanca. También Halyna, la abuela de los niños regresó a un pueblo cercano a Kiev. Tetiana recuerda cómo Cruz Roja les proporcionó «vivienda y comida», además el colegio que empezaron sus pequeños, mientras que ella estudiaba español.

El regreso de Tetiana a Kiev

Tetiana regresó con sus hijos a Kiev, donde se había quedado su esposo y padre de los niños. Halyna, la madre de Tetiana, volvió a Ucrania con ellos y reside en un pueblo cerca de Kiev. «Se ven obligados a pasar mucho tiempo en refugios, pero van a la escuela siempre que pueden».

También Tatiana junto a su hija Varvara estuvieron en Salamanca donde permanecieron cinco meses antes de regresar a su ciudad natal, Chernigov, donde residen. Su ciudad ahora mismo no es fruto de las bombas y ella trabaja en una farmacia. «A pesar de la situación del país, no me arrepiento de haber vuelto a Ucrania porque está mi hogar, mi familia y mi idioma», reconoce. Tiene «desdibujados» muchos de los recuerdos que pasó en Salamanca de los que destacó el «corazón abierto» que encontraron desde el primer día.

Varvara vuelve a Ucrania

Tatiana y su hija Varvara apenas estuvieron unos meses en Salamanca. Volvieron a su localidad natal, Chernigov, que actualmente no sufre ataques. «No nos arrepentimos de haber vuelto a casa».

Otros como la familia Yankevich buscaron una nueva oportunidad en Canadá donde no fue sencillo. «Llegamos a acumular deudas en los inicios de más de 10.000 dolares», confiesan. En aquellos primeros meses cada día sin empleo contribuía al estrés de un mayor endeudamiento. Sin embargo, todo cambió al encontrar un trabajo. Denys empezó a compatibilizar junto a Olha su trabajo en un almacén por las mañanas mientras que él también lo hace por las tardes en una tintorería con lo que lograron acabar con sus deudas. El pequeño Maksym comenzó a ir a la escuela en Canadá y superarse con buenas notas y un inglés fluido. Su reto de futuro: «Estamos ahorrando para vivir en España, pero de forma independiente», confiesa.

Iryna Kolosovska hizo lo propio en un pequeño pueblo de Irlanda llamado Carraroe. Viajó hasta allí para reencontrarse con sus familiares ya que en Salamanca estaba sola. Se aloja en un hotel, donde hay muchos ucranianos refugiados, desde donde se desplaza a una tintorería donde trabaja. Tras vivir una historia familiar complicada, con hermanos separados en la infancia, se pudo reencontrar con su hermano y su sobrino, así como con su madre y otros hermanos que viven cerca de ella. «Quiero volver a Salamanca, pero esta vez de vacaciones», reflexiona. Sobre su estancia en Salamanca, recuerda el impacto que tuvo tener una habitación para ella sola. «Me sorprendió descubrir que tendría mi propia habitación. Por la situación de guerra en mi país, cada uno de nosotros tenía sus propias preocupaciones y momentos difíciles. Prefería vivir sola para no tener que compartirlos con nadie».

El reencuentro de Iryna

Iryna dejó Salamanca para reencontrarse con su familia y hermanos, algunos separados desde la infancia en Irlanda. Allí vive alojada en un hotel.

Para todos ellos, Salamanca se convirtió en un oasis alejado de los bombardeos. Dos años después vuelven la mirada hacia los héroes de las chaquetas rojas que vinieron a salvarlos.

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