Auxilio y atención a los requerimientos de la población 24 horas al día, una de las principales misiones de la Guardia Civil. Y así fue. El pasado lunes 7 de octubre sobre las 17:00 horas de la tarde Félix Frutos, vallisoletano de 63 años, iba conduciendo su turismo por la autovía Ruta de la Plata cuando, cerca de Guijuelo, comenzó a encontrarse indispuesto. «Veníamos de pasar unos días de vacaciones en Cádiz y aprovechamos para visitar Cáceres. Aproximadamente a la altura de la estación de servicio de La Maya, en Montejo, mi marido empezó a encontrarse muy mal, con sudores muy fuertes», detalla Pilar Llorente a LA GACETA.
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Acto seguido, el hombre decidió parar el vehículo en la estación de servicio mientras que ella marcaba el teléfono de Emergencias 112 de Castilla y León. Una vez parados le empezó a doler el brazo izquierdo y el pecho, se temían lo peor. «En ese preciso instante se nos presentaron dos ángeles de la guardia vestidos de verde que salvaron la vida a mi marido. Cuando tecleaba al 112 paró una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico a repostar gasolina, por lo que yo me bajé del coche, salí corriendo hacia ellos y les pedía ayuda a gritos. Fueros maravillosos», cuenta emocionada la mujer.
Aparentemente Félix estaba sufriendo un infarto, por lo que uno de los guardias civiles se subió en el turismo del matrimonio y tomó los mandos del volante a la vez que el coche patrulla les iba abriendo paso con las sirenas y señales luminosas correspondientes. «Nos llevaron volando, nunca mejor dicho, al Hospital de Salamanca. Cuando llegamos allí nos acompañaron hasta dentro y el personal sanitario ya tenía todo preparado, yo tan solo tuve que dar los datos para que mirasen su historial», añade Pilar.
A pesar de que el viaje fue eterno para ambos, Pilar destaca el «gran tramo humano» que los agentes de la Benemérita tuvieron con ambos: «Todo el tiempo nos fueron tranquilizando y ayudando. Nos dijeron que íbamos hacia un hospital referente en Cardiología. Además de que mi marido les debe la vida literalmente, pues le dio una arritmia que era mortal».
Félix lleva un Desfibrilador Automático Implantable (DAI) y ese día falló. «Lo tiene interno. Ese día no saltó cuando debería de haberlo hecho y le dio una arritmia mortal, se puso muy mal, estaba en riesgo de muerte», cuenta la mujer. Al llegar al Hospital le hicieron un cateterismo cardíaco y actualmente el hombre se encuentra fuera de peligro y recuperándose en su casa.
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Ambos están muy agradecidos tanto a los guardias civiles del Destacamento de Tráfico de Salamanca, como al personal del hospital y a la Policía Local. «Los profesionales de la UVI de Cardiología fueron maravillosos. Así mismo, dejamos el coche en un lugar del hospital donde solo se puede estacionar durante 15 minutos, y como yo no podía moverlo porque no tengo carné, desde el hospital llamaron a la Policía Municipal. Ellos gestionaron todo para que pusiera estar todo el tiempo que necesitáramos sin que nos multasen o se lo llevara la grúa».
Pilar Llorente quiere que la población «sea consciente de que este cuerpo no solo se encarga de ejecutar multas»: «La Guardia Civil lleva a cabo otros servicios aunque en ocasiones los ciudadanos no nos demos cuenta, pues nosotros nos sentimos en todo momento en las mejores manos. Nos dieron la vida».
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