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De búnker de Franco a Museo de Historia

De búnker de Franco a Museo de Historia

El Palacio Episcopal fue el centro de operaciones de los militares sublevados desde octubre de 1936 | Ahora, el servicio diocesano de Patrimonio Artístico se ha propuesto reformarlo para convertirlo en un centro de arte e interpretación

Domingo, 10 de marzo 2019, 17:31

Una placa en la entrada recoge el uso más importante que vivió el Palacio Episcopal durante la contienda de la Guerra Civil. Mientras que Pla y Deniel era obispo de la ciudad —nombre de la calle en que se asentaba el edificio hasta su sustitución por el nombre de Benedicto XVI— decidió ceder el monumento a Francisco Franco para que lo utilizara como centro de operaciones de los militares sublevados en octubre de 1936. Allí, el dictador dirigió las maniobras e incluso mandó construir un búnker en el jardín. En realidad, esta fortificación apenas fue utilizada por el dictador que optaba por motivos de seguridad los muros férreos de la Torre de las Campanas de la Catedral.

Tras la Guerra Civil, el edificio se convirtió en residencia del obispo diocesano hasta un convenio firmado entre el entonces alcalde Jesús Málaga y el obispo Mauro Rubio en el año 1983 por el que el uso del inmueble pasaba a manos del Ayuntamiento para salvarle del mal estado en que se encontraba. Según se recogía en un artículo del 13 de diciembre de 1985 la redactora Pilar Laguna, el Palacio del Obispo había quedado tocado tras derribarse parte de él y quedar el edificio sin techumbre al descubierto. Todo ello agravado por la llegada de la lluvia y la nieve. Fue la primera reforma impulsada para instalar un sistema de calefacción respetuoso con la conservación de documentos y un sistema de seguridad que protegiera los documentos. El presupuesto inicial de aquella obra era de 118 millones de pesetas. Dentro de esta reforma, Jesús Málaga decidió derribar los muros interiores del búnker que sirvió de protección a Franco durante la Guerra Civil. El Palacio Episcopal se mantuvo en manos municipales durante 18 años en los que acogió el archivo y el Museo de Historia de la ciudad.

Ahora, el servicio diocesano de Patrimonio Artístico se ha propuesto reformar el Palacio Episcopal para convertirlo en un centro de arte e interpretación. Un proyecto para el que ya se han empezado a poner los primeros cimientos. Sobre la base del aumento de un uso actualmente limitado al Archivo Diocesano y a exposiciones temporales, la Diócesis pretende iniciar en los próximos meses una renovación integral de las zonas más deterioradas del edificio, según avanzó el director del servicio, Tomás Gil.

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